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Durante años, los campesinos de Chiriguaná, en el departamento del Cesar, vieron perder sus cosechas por cuenta de las inundaciones del río La Mula, cuyas aguas se desbordaban en su recorrido por el caño Pacho Prieto, que en época de invierno se había convertido en una amenaza incluso para los habitantes ribereños, especialmente en el corregimiento de La Sierra.

La pesca prácticamente había desaparecido, el ecoturismo llegó a su mínima expresión, y el río en época de verano quedaba ‘moribundo’ no solo por factores de la misma naturaleza, sino por malas prácticas agrícolas, desviaciones arbitrarias, contaminación y la explotación irracional del material de arrastre. Las consecuencias empezaron a ser peores para los lugareños, considerando que la devastación del afluente tenía en riesgo el suministro de agua potable en Chiriguaná, dado que la bocatoma del acueducto queda en la parte alta del mismo, en estribaciones de la serranía del Perijá.

'Vea, aquí cuando había creciente, en temporada de lluvia, el río se llevaba hasta los burros con los sacos de maíz, el agua se metía a los cultivos y se perdía el 70% de las cosechas; nosotros por acá sembramos además plátano, patilla, yuca y arroz; pero en época de sequía, el caño prácticamente desaparecía, muchos desviaban el poquito de agua que le quedaba', comentó Eliécer Caamaño, agricultor del corregimiento La Sierra.

Fidian Martínez, representante legal del consejo comunitario afro y agricultor de la zona, señaló que 'en la parte alta el río se taponaba con material que arrastraba la misma corriente, como madera y otros, que no permitían que el agua corriera, lo que ocasionaba los represamientos y con las lluvias las inundaciones, entonces emprendimos una lucha en busca de solución, y se gestionó un proyecto para la canalización del caño Pacho Prieto, que le ha devuelto su cauce normal'.