La Fiscalía Especializada contra la Corrupción imputó cargos por los delitos de peculado por apropiación y contrato sin el lleno de los requisitos legales al exalcalde de Gamarra, sur del Cesar, Gabriel Alberto Giraldo Escudero.
Gabriel Alberto Giraldo, quien fungió como mandatario de ese municipio durante el periodo 2012-2015, es investigado como presunto responsable de un detrimento patrimonial por más de 800 millones de pesos en obras de saneamiento básico en la localidad.
El ente acusador además imputó los mismos cargos a Wilfrido Ruiz Tello, quien para la época de los hechos se desempeñó como secretario de Planeación municipal; y contra el contratista Carlos Alberto González.
La investigación estableció que, al parecer, el exmandatario y su administración no observaron las normas vigentes para obras de gran impacto relacionadas con el sector de agua potable y saneamiento básico en el trámite, celebración y liquidación del contrato Nº 011 de 2013, dispuesto para la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales que beneficiaría al casco urbano del municipio.
Los elementos materiales probatorios que se derivaron de las visitas técnicas de campo, entrevistas, recopilación y revisión de documentos dan cuenta de que habría improvisación en la contratación y desconocimiento de los principios de planeación, responsabilidad y economía, por lo que el detrimento a las finanzas del Municipio superaría los 839 millones de pesos.
La Fiscalía evidenció que el proyecto fue presuntamente ejecutado en un lote privado que no fue adquirido con antelación para la obra. Además, el posible incumplimiento de los requisitos técnicos para diseño y construcción habría generado que la misma quedara fuera de funcionamiento y en constante deterioro y abandono, lo que ocasionaría graves problemas ambientales y sociales, teniendo en cuenta que la planta de tratamiento está ubicada aproximadamente a 57 metros de una urbanización, y la infraestructura existentes se encuentra invadida por la maleza, siendo foco de malos olores y aguas residuales putrefactas.
El impacto al medio ambiente se presentaría también por las aguas residuales que llegan a ciénagas y brazos del Río Magdalena, afectando negativamente actividades de la comunidad.