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Los semáforos en la capital del Cesar se han convertido en sitio de rebusque para decenas de personas que buscan ganarse la vida desarrollando todo tipo de actividades informales. Malabaristas, vendedores de agua, de frutas, dulces, limpiavidrios, bailarines y hasta payasos, hacen parte del variado ‘comercio’ que crece sin control en las principales intersecciones viales de la ciudad. También hay venezolanos que recurren a la solidaridad, pidiendo dinero con mensajes escritos en cartones.