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Con el ataúd sobre la mesa que utilizaba para ganarse la vida como zapatero fue velado en una calle del barrio Primero de Mayo de Valledupar, el cuerpo de Édgar Enrique Marcano, un venezolano que hace un año había llegado a esta capital en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, la situación fue tan adversa para él, que tras fallecer este jueves luego de registrar un fuerte dolor de cabeza, sus familiares y amigos tuvieron que recurrir a la solidaridad de los vecinos para devolverlo a Cabimas, su tierra natal.

Nardo González, cuñado de Édgar Enrique, contó que 'a él le comenzó un dolor de cabeza, lo llevamos al hospitalito del barrio San Martín, pero como ahí no hay servicio de urgencia, lo trasladamos hasta el hospital Rosario Pumarejo de López, donde le colocaron inyecciones, pero no mejoró; quedó postrado en una camilla, perdió el habla, la movilidad, ya no pudo abrir los ojos y se murió'.

'Lo llevamos al hospital a las cuatro de la mañana del jueves y a la una de la tarde del mismo día ya estaba muerto', dijo González. Ahí comenzó otro drama para los suyos, quienes sin tener dinero decidieron llevar el cadáver a la casa en el barrio Primero de Mayo donde residen para velarlo en un ataúd que pudieron adquirir con la ayuda de sus vecinos; el cuerpo permaneció en un andén hasta la mañana de ayer, cuando finalmente lograron con el apoyo de la comunidad reunir la plata para repatriarlo.

'Él tenía 38 años y deja cinco hijos huérfanos que viven en Venezuela', sostuvo Nardo González, quien agradeció a los residentes del sector por el acompañamiento que le hicieron.

Javier Rojas, esposo de una sobrina del difunto, señaló: 'Vino, como todos, por un futuro mejor y ahora tenemos que devolverlo muerto, es uno más que se nos fue'. Afirmó que no obtuvieron ningún tipo de apoyo del Gobierno, ni de las autoridades. El ataúd con el zapatero venezolano partió de Valledupar a bordo de una carroza de servicio funerario que lograron pagar con el dinero recogido entre la comunidad.