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Doris Vera Imitola no sospechó que la noticia de su segundo embarazo le traería una felicidad multiplicada por 3. La primera ecografía mostró que en su vientre traía a dos criaturas, sin embargo una segunda ‘fotografía’ de su interior mostró que con ella llevaba trillizas.

A sus 26 años y madre primeriza de un pequeño de 7, fue toda una sorpresa el hecho de recibir a Brenda, Briceth y Breinis, a pesar de que en su familia y en la del padre de las trillizas había antecedentes de concebir de a dos.

'Me enteré a los dos meses que eran trillizas y desde ese momento inicié a buscar ayuda, porque ahora mismo no estoy trabajando. Ha sido difícil, porque tocó cambiarles de potes de leche especial', narra. El papá de las trillizas, Javier Pabón Guerrero, es un mototaxista de 23 años y padre de otro niño, quien declara que le ha tocado ‘doblarse’ día y noche en el trabajo, para llevar el sustento a su hogar.

Una de sus hermanas ha sido de importante ayuda en el proceso de cuidado de las pequeñas. 'Es una bendición, pero duro al tiempo, por lo pesado que es conseguir los potes de leche para ellas. Toca trabajar al punto de no descansar', cuenta con una escondida sonrisa el orgulloso padre, que para los registros de las autoridades de salud en el Cesar es un caso atípico.

Delicado estado

Las trillizas llevan un mes de nacidas y la lucha por aferrarse a la vida ha sido permanente desde el primer suspiro: dos de ellas tienen dificultades por bajo peso, por lo que permanecieron en incubadoras luego de salir del vientre materno.

'Ellas son prematuras, entonces por eso debo tener mucho cuidado con ellas. En su reciente visita al pediatra él me dijo que hay que ponerles mucha atención, porque una de ellas tiene tos', asegura Doris Vera, quien apunta que solicitó ayuda a la primera dama del Municipio y ella le donó algunas cosas para bebé, 'pero necesito una ayuda mayor, por eso hablé con otra funcionaria de Gestión Social, quien me dijo que venía a la casa, pero todavía la estoy esperando'.

Javier sostiene que conjuga sus jornadas laborales con buscar ayuda, al punto de tocar las puertas en la Gobernación. 'La primera dama del Cesar quedó en venir y nunca vino, nos quedamos esperando', cuenta.

Ambos padres nacieron en Valledupar y residen en la Manzana Z, Casa 459 del barrio Nuevo Milenio, al sur de la ciudad, donde, con todo y los ánimos que les permite la juventud, cuidan con un celo apenas normal a las trillizas Brenda, Briceth y Breinis, pero esperan de brazos abiertos toda la ayuda posible que puedan brindarles.