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La denuncia que la semana pasada hizo el presunto violador en serie Lebith Rúa ante una Fiscalía de Valledupar por el hurto de algunas de sus pertenencias en la penitenciaría de alta y mediana seguridad en esta capital, conocida como La Tramacúa, puso en evidencia una situación que al parecer es frecuente dentro del penal, considerado uno de los más seguros del país: el robo entre los internos, quienes también han denunciado por algunos casos a los mismos guardianes.

Una fuente consultada por este medio reveló que en promedio se registra un hurto diario, pero muchos de los robos no son denunciados, debido a que al interior de la cárcel al parecer impera la llamada Ley del Talión, ‘ojo por ojo, diente por diente’. En este sentido, si a uno le roban, este mismo más adelante intentaría apoderarse de una pertenencia similar a la que le robaron, pero con otro interno.

'Lo que ocurre es que de acuerdo con el régimen del penal, a los cerca de los 1.500 internos los bajan de sus celdas a las 5:00 de la mañana y pasan todo el día en los pabellones hasta las 4:00 de la tarde, en ese tiempo no se les permite subir; por lo general el agua no les llega a las celdas y ellos bajan sus pertenencias como ropa y zapatos, que es lo que más se pierde; mientras se están bañando las dejan fuera de su vista, y ahí es cuando se las roban', comentó un abogado defensor de Derechos Humanos de los reclusos.

Precisó que aunque la penitenciaría cuenta con una oficina de control interno, muy pocas veces denuncian estos hechos, pero sí es una constante entre ellos. Afirmó que cuando los casos trascienden a la Fiscalía es porque señalan de los hurtos a algún guardián.

Ciro Pérez, delegado de asuntos penitenciarios de la Personería de Valledupar, indicó que aunque no hay denuncias formales ante esta entidad de hurtos entre los internos, si se conocen relatos extraoficiales de ‘dueños de patio’ a los que llaman ‘camionetas’ que lideran grupos de internos que ‘arrean’ a otros para robarles las pertenencias.

La denuncia de Rúa

El pasado miércoles, Lebith Rúa, conocido como ‘La Bestia del Matadero’, llegó fuertemente custodiado por guardianes del Inpec al Palacio de Justicia de Valledupar donde tenía una cita con la Fiscalía 22 seccional, en la cual interpuso la denuncia por hurto, asegurando que de la celda en la que se encuentra recluido le fueron robadas pertenencias de valor.

Al parecer la denuncia la hizo en contra de funcionarios de la penitenciaría de alta y mediana Seguridad de Valledupar donde está detenido desde diciembre pasado por ser el presunto responsable de la violación y muerte de la estudiante del Sena, Gabriela Romero, además de tener en su contra denuncias y otros procesos por abuso sexual.

EL HERALDO conoció que Rúa fue entrevistado por la fiscal que lleva el caso, quien busca recolectar más pruebas para determinar si la investigación procede o de lo contrario no continúa.

Lebith Rúa es natural de Ponedera, Atlántico, fue patrullero de la Policía Nacional de 2008 a 2010; en ese tiempo estuvo adscrito al comando de Policía del Cesar. Aparentemente en su último año como miembro de la institución torció su camino, tras abusar sexualmente de varias jóvenes. Esto le valió su destitución después de tener seis denuncias por delitos sexuales y lesiones personales.