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Aunque desde este martes se le dio rienda suelta a los concursos de acordeoneros en las categorías juvenil e infantil, y desde esta mañana a los demás en las modalidades de aficionado y profesional, de piqueria y canción inédita, oficialmente la apertura del Festival de la Leyenda Vallenata se realiza mañana en el parque Consuelo Araújonoguera con la presencia del presidente de la República, Juan Manuel Santos, y varios de sus ministros.

Previo al acto inaugural, 69 grupos de piloneras en la categoría mayores y 23 en la juvenil, que integran más de 3.000 participantes, se darán cita a las tres de la tarde en la avenida de la carrera 19, frente a la entrada del barrio Los Cortijos, al norte de Valledupar, para iniciar el desfile tradicional que cada año sirve como preámbulo a la apertura de la fiesta de los acordeones.

Se trata de cientos de parejas, en las que las mujeres con faldas anchas de colores, y los hombres con abarcas, sombreros, pantalón y camisa manga larga, demuestran la cadencia y emoción de este baile, a medida que avanzan por más de dos kilómetros de recorrido hasta llegar al parque, entre una multitud de propios y visitantes que se apuestan a lado y lado de la vía, convirtiéndose en uno de los espectáculos más llamativos de este certamen.

Grupos de todas las latitudes de la Costa, y del resto del país, participan tras meses de preparación en este concurso, que ya cumple 22 años, desde cuando a Cecilia 'La Polla' Monsalvo, amiga entrañable de Consuelo Araujo, y directiva de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, se le ocurrió establecerlo con la finalidad de preservar esta danza que se estaba perdiendo con el paso del tiempo.

El jurado califica estrictamente la autenticidad del baile, armonía, coreografía, vestuario y accesorios, acompañamiento musical, puntualidad y orden, para escoger a los mejores en cada edición del evento folclórico más importante cada final de abril en la región.

La danza del pilón, según la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, se basa en un canto popular de autor anónimo que con su propia coreografía mantiene la tradición oral de uno de los más arraigados rituales domésticos, como lo era la pilada, la cocción y elaboración de los alimentos a base de maíz.