Tras haber confirmado las autoridades, la presencia del talio en las muestras biológicas, de las dos (2) niñas fallecidas en días pasados en la ciudad de Bogotá, mientras se desarrolla la investigación para identificar la manera en que se produjo la exposición, consideramos pertinente, brindar una breve reseña sobre los orígenes de la intoxicación por este metal.
Puedo comentar que el talio, en el pasado, produjo desastres tóxicos; y que, profesionalmente, he asistido a pacientes con intoxicación por este metal, cuyos orígenes pueden presentarse a través de:
1) Medicamentos: ya que fue utilizado en terapéutica como antisifilítico, antisudoral, depilatorio y antimicótico, pero, ya fue proscrito de la farmacopea, por cuanto su margen de seguridad entre dosis terapéuticas y tóxicas es muy estrecha y sus efectos terapéuticos son tóxicos -podía curar la enfermedad intoxicando al paciente-.
2) Accidental: por la ingestión, por parte de niños, de cebos con raticidas a base de sulfato de talio, y dentro de los entonces, se encontraban el matasiete y el zelio que, tuvieron gran utilidad por su efecto, como carecer de olor, color o sabor, circunstancia que evita que los roedores emitan señal de alarma, al resto de la colonia, para impedir que consuma el tóxico. Aunque, en Colombia, en la actualidad, no hay raticidas autorizados que contengan talio, pero procede entender que se habían comercializado y, por lo tanto, han podido quedar viejos envases en residencias, locales públicos o lugares de trabajo.
3) Suicida: tuvo uso bastante extendido, muy apetecidos para fines autolíticos.
4) Criminal: usado con fines delictivos.
5) Ocupacional: se emplea en fabricación de productos electrónicos, vidrios especiales y lentes ópticos; producción de cadmio, fundiciones de metales, fábricas de cemento, pirotecnia; en Investigación médica, especialmente en estudios cardiológicos con isótopos radiactivos y otras aplicaciones médicas e industriales, pero que muy poco suelen ser registrados como causa de intoxicación.
6) Contaminación ambiental: aunque su uso ha sido restringido de manera importante, sigue presente en industrias de alta tecnología con la advertencia de que este metal puede absorberse por la piel, el sistema respiratorio o al ingerirlo, representando un riesgo para trabajadores o personas expuestas a ambientes contaminados; y, también, en alimentos, agua, suelos y residuos industriales contaminados.
En fin, se trata de metal extremadamente tóxico, sobre todo sus sales (sulfato, acetato y nitrato de talio) que, en solución, carecen de olor, color o sabor, características fisicoquímicas, que hacen que el diagnóstico precoz de intoxicación se dificulte para el médico, al no contar con elementos delatores de la sustancia, si no existe el relato de intoxicación; además, a veces las neuropatías y la alopecia que es el signo popular de diagnóstico, pueden tardar en aparecer horas o días, siendo precedidas, en ocasiones, de un período asintomático, en donde la relación de causalidad entre el cuadro clínico y el talio pasa desapercibida o es puesto en duda lo que puede llevar a dificultades para el diagnóstico, con la posibilidad de complicaciones encefálicas, renal, miocárdicas, parálisis respiratoria y la muerte.
Agustín Guerrero Salcedo