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Hoy, la música vallenata evocará el natalicio de ese emblemático pionero ejecutante del acordeón, maestro Abel Antonio Villa Villa, nacido hace 100 años en el corregimiento de Piedras de Moler (Ciénaga de Zapayán), departamento de Magdalena. Abel Antonio fue uno de los primeros ejecutantes de este sonoro instrumento e hizo parte del grupo de Guillermo Buitrago y sus muchachos, destacándose en algunas grabaciones.

Por su espíritu parrandero había permanecido varios días ausente de su familia y pronto llegó la noticia de que había fallecido. La noticia se regó por toda la comarca, por lo que sus familiares decidieron dar comienzo al velorio de los nueve días y al cumplirse la quinta noche llegó la grata noticia de que Abel Antonio no había muerto, sino que lo habían confundido con un tocayo homónimo que nada tenía que ver con el acordeonista.

Como gran cantautor, Abel Antonio Villa decidió escribir letra y música de un paseo vallenato que tituló como Mis cinco noches de velorio, también conocido como La muerte de Abel Antonio en donde incluía la frase de ...<Fueron cinco noches de velorio y ahora me deben cuatro>. <Además, Abel Antonio no muere todavía sino hasta cunado Dios lo necesite>.

A partir de ahí corrieron más de 60 años de vida.

Finalmente compuso los paseos Los amores de Zoila, El higuerón y el merengue La conciencia de las mujeres.

Justo es en este fecha rendirle el homenaje a su memoria, al gran rey vallenato vitalicio, constructor de ese inmenso folclor como ha sido la música de Magdalena y Cesar.

José Portaccio Fontalvo