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Conocí a Rodrigo desde niño en nuestra natal y querida Villanueva, él un poco mayor que yo, pues siempre me gustó tener amigos de más edad, pero de los Dangond Lacouture con quien más intimé fue con Efraín, fuimos hasta su muerte muy buenos cachas, de mucho trato y gran estimación.

Muy temprano el “Mono Dangond” al quedar viudo tal vez en 1950 residenció a sus hijos Juancho, El Zombi, Alberto, Rodrigo y Efraín, los varones y las mujeres Fanny, Victoria, Lucy y Olga en la ciudad de Barranquilla y de ahí salieron a Bogotá y a Estados Unidos a estudiar. Rodrigo fue odontólogo javeriano de mucho prestigio y en Bogotá unidos a Álvaro, Augusto y Gonzalo Lacouture, los hermanos Habib Molina, Juventino Martínez y Luis Rodríguez Valera, todos residenciados en esa época el buen barrio invadido de estudiantes provincianos El Santa Fe, nos hicimos buenos amigos.

Ejerció su profesión con mucho prestigio y altos costos en Barranquilla en donde se casó con la distinguida dama de la élite de la sociedad capitalina Beatriz Navarro, con quien por más de 50 años conformó un hogar ejemplar, donde dejó a sus hijos bien posicionados y su sitio de residencia fue La Arenosa. Era un hombre triunfador en todos los aspectos, de familias conservadoras y Laureanista de cepa a quien le gustaba la política y había podido incursionar en ella en esa ciudad, pero no lo hizo y prefirió desarrollar su actividad política en La Guajira, teniendo como centro a Villanueva, la tierra que lo vio nacer y a quien le sirvió de manera entrañable y desinteresada.

Se puede decir y lo digo sin temor a equivocarme que no ha habido un villanuevero que le haya dado tanto a su pueblo en este último medio siglo como Rodrigo Dangond, que así a secas se le conocía; no hay obra que al que ese nombre no esté vinculado y de eso puede dar fe el Doctor Óscar Martínez Cuadrado, quien fue su colaborador cuando se desempeñó como Gobernador o consiguió recursos para el desarrollo urbanístico y de toda índole como Senador de la República, quien juiciosamente en sus archivos las tiene relacionada y fueron muchas, tantas que agotaría el espacio enumerandolas, pero tengo que distinguir a la Fundación Silvestre Francisco Dangond Daza, que por iniciativa de Rodrigo funciona en la inmensa casona paterna, en donde cientos de niños reciben educación hasta culminar su bachillerato. Él vivía orgulloso de esa Fundación y así me lo hizo saber muchas veces cuando me invitaba a las graduaciones.

Fue un buen Gobernador, de los mejores o quizás el mejor que ha tenido La Guajira, hombres como él están haciendo falta para erradicar esa corrupción, ese cáncer maldito que invade nuestro Departamento y como hombre de progreso y trabajador su impronta se encuentra esparcida en toda la Península de La Guajira.

Se acabó Rodrigo Dangond, Villanueva está de luto, La Guajira lo llora, falleció uno de sus mejores hijos; diría que hoy por hoy su hijo predilecto que le hará mucha falta, pues era un verdadero líder, con defectos como todos los humanos.

Mis más sentidas notas de condolencias para Doña Beatriz, sus hijos y nietos, para sus hermanos Olga, Mabel, William, Indalecio, Leonor y Felipe, sus sobrinos y de manera especial a mi pueblo Villanueva, que repito, perdió a su hijo más importante, Rodrigo Dangond Lacouture y para el Doctor José Lacouture Dangond y sus hermanos, especialmente Betty, primos hermanos nobles, un cálido abrazo, porque sé que se quisieron mucho.

¿Y será que Barranquilla, la ciudad que lo vio crecer y desarrollar social, económica y políticamente, no se siente adolorida por la pérdida de un hombre de las calidades de Rodrigo Dangond? ¡Claro que sí!, y por eso mis condolencias para La Puerta de Oro de Colombia.

José Manuel Aponte Martínez