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Este 8 y 4 de abril se conmemoraron los 70 y 50 años del magnicidio de estas dos icónicas figuras, acaecidas en 1948 y 1968, respectivamente, lo que sacudió con fuerza sísmica el escenario político de ese entonces, tanto de Colombia como de los Estados Unidos.

Si trazamos un paralelo de estos dos líderes, vamos a encontrar en ellos a dos destacados oradores, una común persistencia en sacar adelante sus ideales, en propender en sus propósitos de igualdad y justicia y la abnegación que pusieron sin reserva en favor de los más necesitados.

Fue Gaitán un sobresaliente jurista, escritor y político colombiano, defensor de las causas populares y la lucha ferviente por la reivindicación del pueblo en contra las clases dominantes, su intervención sobre las “Masacre de las Bananeras”, en 1928, quedó enmarcado en la historia del país como uno de los grandes debates que se dieron en ese entonces; con masiva asistencia del pueblo organizó la “Marcha de las antorchas” y la “Marcha del silencio” y en esta última elevó una plegaria al gobierno de Mariano Ospina para que ayudara a cesar la violencia en el país.

El asesinato de este caudillo produjo encendidas protestas populares, inicialmente en Bogotá y luego a nivel nacional, conocida como ‘el Bogotazo’, que fue el inicio de un período de violencia y sangre en la triste historia de la nación.

Por su parte, Martin Luther King fue un pastor estadunidense que desarrolló una lucha crucial en los Estados Unidos al frente del movimiento por los derechos civiles. Se empeñó en terminar la segregación y la discriminación racial en Norteamérica a través de medios no violentos, organizó la conocida la ‘Marcha sobre Washington’ en favor de los trabajadores, en la que más de 250 mil personas de todas las etnias se reunieron el 28 de mayo de 1963 frente al capitolio de los Estados Unidos, en la que se constituyó en una de las manifestaciones más asistidas de ese país. Su célebre frase “Yo tengo un sueño” quedó de recuerdo en la historia norteamericana y en la que dejaba saber su voluntad y su esperanza de conocer una América fraternal.

En la fatídica fecha que señalé anteriormente, en Memphis (Tennesse), encontró la muerte de manos de un segregacionista blanco, y cubrió de duelo y tristeza al territorio norteamericano.

Desafortunadamente, en los actuales contextos políticos colombiano y norteamericano ya no se encuentran hombres de estos quilates.

Valmiro de la Hoz Cantillo - Abogado