Es un gran acierto de la Academia Sueca entregar el Premio Nobel de Literatura a un cantautor como Bob Dylan, porque nos deja muy claro que la literatura no solo se puede leer, sino también se puede escuchar sin tergiversar ni minimizar el sentimiento del artista. Colocar melodía a una poesía es asunto muy común en las naciones de habla hispana. Flores negras del chiquinquireño Julio Flórez, La Tupungatina (más conocida como Cabeza de Hacha, en nuestro medio) del argentino Cristino Tapias, La Gran Miseria Humana, del soledeño Gabriel Escorcia Gravini, son ejemplo de poesías musicalizadas.
Es obligatorio mencionar a compositores, como José Benito Barros, Adolfo Pacheco, Diomedes Díaz, Gustavo Gutiérrez, Lucho Bermúdez, Marciano Martínez, Rafael Escalona y Leandro Díaz, este último no necesitó de la vista para impregnarse de la belleza de nuestras mujeres, de la majestuosidad de nuestro paisaje y de la nostalgia de nuestros atardeceres para inspirado entrelazar sentidas melodías con destellos de poesía, que calaron y permanecerán indelebles en el sentimiento de sus admiradores. Sus canciones vallenatas, tienen un mensaje poético fascinante nacido del dolor y estructurado desde lo más íntimo e indescifrable de su ceguera. Por eso en su canción, Dios no me deja, exclama en un verso desbordado de calidad poética: “Él sabía que si me abandonaba/ ninguno cantara como canto yo/ he sabido librar la batalla/ no hay que negar la existencia de Dios/ que Él la vista me negó para que yo no mirara/ y en recompensa me dio los ojos bellos del alma”. Recordemos también aquel mediodía sentado a la orilla del río Tocaimo, cuando sus aguas claras le dieron fuerza para componer el clásico de nuestro folclor, Matilde Lina: “Es elegante, todos la admiran, en su tierra tiene fama, cuando Matilde camina, hasta sonríe la sabana”. Por una razón muy fácil de entender nuestro Premio Nobel de Literatura, utilizó un verso del maestro Leandro para iniciar su obra, El amor en los tiempos del cólera. Gabriel García Márquez admiraba y se embelesaba con las canciones del poeta invidente.
Canciones de Bob Dylan como Lluvia dura va a caer o Como una piedra que rueda, reflejan una inspiración poética de gran contenido. Sin embargo la estructura gramatical, la fuerza del mensaje y la sonoridad que fluía del maestro Leandro me indican con certeza, que el nuevo concepto utilizado por la Academia Sueca hace posible un segundo Premio Nobel de Literatura para nuestro país. Todo por la grandeza de nuestros compositores.
Samuel Muñoz Muñoz.
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