El infierno tuvo una sede temporal el pasado 30 de agosto en la hacinada estación de Policía Caribe Norte de Chambacú, en Cartagena. Era un día soleado. Caliente. Asfixiante. Pero el verdadero sofoco se registró de ocho de la mañana a cuatro de la tarde en una de las celdas de paso del centro de reclusión temporal.
Una ‘fiesta’ de presos terminó en barbarie. Hubo alcohol, música, armas cortupunzantes y droga. Pero también golpes, torturas y abusos sexuales.
Los ánimos se habían caldeado con los primeros rayos del sol dentro de la estación. Los presos –que conocen de primera mano los pecados por los que llegan nuevos reos- decidieron hacer ‘justicia’ por sus propias manos luego de que por los pasillos corriera la voz de la llegada de un pelotón de hombres señalados de abuso sexual. Uno de ellos habría violado a una menor de 14 años.
Inicialmente, solo se llegó a conocer la denuncia de uno de los presos. Sin embargo, el carrete era mucho más extenso.
'En la estación Chambacú se recibe la denuncia de un recluso que refiere que fue agredido no solamente física sino sexualmente, se presenta una riña en una celda, nuestros policías ingresan a hacer el control y reciben algunos golpes. Fue necesaria la reubicación de 16 personas que se encontraban en la estación a otras de la ciudad; también se recibieron cuatro denuncias de lesiones personales y una por el presunto delito de acceso carnal', explicó en su momento el comandante Nicolás Zapata, general de la Policía.