Saber analizar e interpretar los datos actuales para elaborar una proyección lo más certera posible de lo que está por venir es una de las virtudes del economista Manuel Fernández, quien desde el 2020 está al frente de la Cámara de Comercio de Barranquilla. Su metódica visión de la realidad socioeconómica del Atlántico resulta clave para planificar, explorar pasos a seguir y tomar decisiones.
Tras el difícil 2024, en el que cayeron comercio e industria y repuntó el desempleo en el departamento, confirma señales importantes de recuperación. Aunque también advierte riesgos por determinaciones del nuevo gobierno de Estados Unidos sobre aranceles que podrían afectar su desempeño y de paso impactar a Colombia y, claro, al Atlántico por ser nuestro principal socio comercial.
¿Cómo arranca 2025?
Lleno de optimismo y de metas. Con plena certeza estimo que será un año retador, pero el Atlántico tiene todo lo necesario para destacarse y, por supuesto, seguir generando prosperidad.
A propósito de retos, cómo cerró la economía del Atlántico en 2024, luego de haber crecido más de 15 %, entre 2019 y 2023, cuatro puntos por encima del promedio nacional. ¿Cómo nos fue el año pasado?
Ese punto de partida es clave. En esos cuatro años, el Atlántico se destacó frente a los principales departamentos del país, por ejemplo en generación de empleo, un indicador que mide el pulso de la economía. Entre 2019 y 2023, crecimos 12 % en generación de empleo, añadiendo 100 mil puestos de trabajo a la capacidad productiva, a un ritmo de 25 mil por año, mientras el país creció a la mitad, un 6 %. Por la desaceleración, en el 2024 tuvimos un retroceso, decrecimos el 3 %, es decir, perdimos 24.000 empleos, y el país repuntó en 1,3 %.
En el caso de la industria, por citar uno, esta retrocedió de forma importante en toda la nación en 2024 y Atlántico no fue la excepción, pese a que en los cuatro años anteriores crecíamos a 3,9 % por año y el país lo hacía a 2,1 %. El año anterior la industria en nuestro departamento cayó 7 % frente a 2,8 del conjunto nacional. Sin duda, 2024 fue un periodo de desaceleración, pero al mismo tiempo tenemos unos indicadores que nos llenan de optimismo moderado.
¿De qué indicadores habla?
Primero, el índice de confianza del consumidor en Barranquilla de 13,5 % y 8 % de disponibilidad a comprar bienes durables. Solamente Cali y Barranquilla están en terreno positivo, pero nosotros nos ubicamos muy lejos de la capital del Valle del Cauca. Segundo, la confianza de los empresarios. Ocho de cada diez manifestaron que los resultados del 2024 habían sido buenos, aceptables y son optimistas frente al futuro en 2025.
Tercero, la cartera de créditos al sector empresarial que había estado muy resentida entre 2019 y 2023. El año anterior crece 7 % en Atlántico, mientras que el país decrece al 4 %. Y por último, el repunte de las ventas de vivienda que han estado muy golpeadas en todo el territorio nacional, y también aquí, pero en 2024 empiezan a repuntar, con un crecimiento del 23 %. Son indicadores que nos llenan de optimismo y, por supuesto, los retos siguen ahí.
Con la industria, el comercio minorista también cae significativamente en el Atlántico, ¿qué pasa con ellos?
Lo de la industria es preocupante, tanto en Atlántico como el resto del país. En el departamento llevamos ya más de 12 meses de caída en la producción industrial. Cada vez es más necesario un plan de reactivación que debe tener como base la confianza que se construye a través de conversaciones público-privadas y de agendas legislativas.
El comercio creció 7 % por año en Atlántico, un punto porcentual por encima del país, entre 2019 y 2023, y en 2024 se desaceleró. Sobre todo, la primera parte del año anterior fue difícil. Por ejemplo, el 55 % de los microempresarios nos decía a mitad de 2024 que las ventas se les habían caído, pero en octubre solamente un 30 % era el que advertía reducción de ventas, los demás se habían recuperado. Aunque no tenemos datos nacionales de cierre, creemos que fue bueno y eso generará un impulso interesante.
¿También en el Atlántico?
Totalmente. Insisto, el 8 % de los consumidores en Barranquilla tiene disposición a comprar bienes durables, como los electrodomésticos. Después de la pandemia, los hogares se endeudaron y como las tasas de interés crecieron siete veces en comparación con el 2021, hasta el 13 %, por decisión del Banco de la República, las familias actuaron con cautela. Ahora sienten que pueden salir a consumir un poco más. Y eso abre un espacio para que la demanda despierte y se genere una dinámica interesante en la economía del Atlántico.
Hablaba de un plan de reactivación, ¿cómo se lo imagina o por dónde lo arrancaría?
Por el comercio internacional. Atlántico tiene una posición estratégica por la cercanía a los Estados Unidos, estamos a dos horas en avión y a tres en barco, y es el momento para acercarnos a su gobierno. Marco Rubio, con raíces latinas, es su secretario de Estado, tenemos un senador con raíces en Colombia y el potencial del departamento para atraer empresas de nearshore y ser una plataforma exportadora muy grande. Pero eso requiere una estrategia de diálogo con la nueva administración para explorar alternativas.
También el apoyo que se da al sector productivo, a través de créditos, es clave. Datos del Fondo Regional de Garantías, del cual la Cámara de Comercio es socio, indican que hubo un repunte espectacular. El monto de los créditos disminuyó, pero se generó un flujo de recursos importantes para esta base de la pirámide empresarial. Necesitamos algo parecido para la empresa pequeña, mediana y grande, porque hay apetito para seguir creciendo. Si les damos capacidad de financiamiento con tasas blandas para aumentar producción y empleo y, sobre todo, con visión a exportar, de la mano de los sectores público y privado y, por qué no, el Gobierno nacional, se impulsará nuestra economía en 2025.
En contraste con la industria y el comercio en el Atlántico, la vivienda crece. ¿Por qué?
Del 2019 al 2023, la construcción de viviendas caía 7 % en el Atlántico y 6 % en el país debido a lo sucedido con el programa Mi Casa Ya, cuyos subsidios generaban un alivio importante a los hogares y, adicionalmente, las tasas de interés los golpearon de forma importante. Lo que hacen la Gobernación y la Alcaldía de Barranquilla aportando subsidios para superar el déficit habitacional del departamento constituye un liderazgo ejemplar en el país, teniendo en cuenta que la recuperación económica pasa porque lo hagan la industria y la construcción. Y, de hecho, las ventas de vivienda crecieron 23 % en 2024 en Atlántico.
¿Es el momento de comprar vivienda?
Creo que sí. Los precios, las oportunidades de los subsidios e inclusive la política del sector financiero nacional, con tasas muy competitivas, dan un espacio interesante en el 2025.
¿Y la oferta de vivienda en Atlántico es buena?
La oferta ha sentido el golpe, no ha sido fácil para los constructores, han sido años difíciles. Estos subsidios de Alcaldía y Gobernación oxigenan a los constructores que se dedican a vivienda de interés social e interés prioritario. Los otros, pues, tienen un reto distinto, pero veo un tejido empresarial resiliente, optimista y apostándole a una recuperación del sector.
A propósito de recuperación, ¿se están vendiendo vehículos nuevos en Atlántico?
Ese indicador estuvo en terreno negativo gran parte de estos cuatro años, 2019-2023, pero en 2024 la venta de vehículos particulares en Atlántico creció por encima del promedio nacional. Otra muestra de la disposición de compra de los consumidores.
En otras palabras, el contexto ha empezado a variar con una inflación controlada y tasas de interés en descenso. ¿Se mantendrá estable?
Con tasas de interés de 9,5 %, y en retroceso, y una inflación de 5,2 % los hogares tienen espacio para salir a adquirir los bienes que necesitan. Será fundamental, claro, que la inflación siga bajando: el Banco de la República tiene que ser conservador porque lo peor que nos puede pasar es que tengamos un rebrote inflacionario. Un punto importante será el contexto internacional, porque en la medida en que la Reserva Federal de Estados Unidos decida mantener las tasas de interés estables y demorarse más en bajarlas, pues el Banco de la República tratará de ser moderado por el diferencial de tasas.
Estados Unidos estrena presidente que no ha ahorrado esfuerzos en anunciar su política comercial proteccionista, ¿qué efectos se prevén en esa materia en el ámbito local?
Entre 2019 y el 2023, las exportaciones del Atlántico crecieron 12 % y las del país, 6 %. En 2024 se desaceleran, con un decrecimiento cercano al 1 %. La dinámica exportadora del Atlántico sigue siendo muy interesante, teniendo en cuenta zonas francas estamos en terreno positivo y eso resalta nuestro potencial frente al socio comercial que tenemos muy cerca.
Ahora, Trump ha manifestado su interés de incrementar aranceles para todo el mundo y esto puede tener efectos en su economía que alcanzarían a Colombia. Uno, el incremento de los aranceles puede incrementar su inflación, haciendo que su tasa de interés se mantenga alta para controlarla. Dos, con aranceles más altos se frenaría el impulso exportador. Y tres, si los aranceles suben abruptamente se desaceleraría la economía americana, los bienes serían más costosos y caería la demanda, lo que impactaría el entorno económico mundial. También al Atlántico porque Estados Unidos es nuestro principal socio comercial.
Sin duda, la dependencia es grande, ¿hora de mirar otros mercados?
Es una tarea pendiente del Atlántico. Así como tenemos un gran potencial, también tenemos que diversificar nuestros destinos exportadores, como la Unión Europea y el Caribe, mercados con retos, como la profundización de las relaciones comerciales o las rutas marítimas.
Diversificar también es apostar por sectores como turismo sostenible y energías limpias…
Son sectores con gran potencial. Por nuestras condiciones naturales de luz y vientos, somos privilegiados para desarrollar una industria de renovables. E institucionalmente, el sector público genera confianza. Son proyectos que requieren personal capacitado para hacerles mantenimiento, administrar y operarlos, lo que representa beneficios para la industria y el sector productivo.
En cuanto al turismo, el deber ser de cualquier territorio es entender cuáles son sus potenciales y sus cuellos de botella a superar desde lo público. Es lo que han hecho los gobernadores Noguera y Verano y el alcalde Char invirtiendo en ellos. Ahora tenemos el Malecón del Río, el de Puerto Colombia y debemos seguir haciéndolo para recuperar patrimonios, como el Museo de Arte Moderno y el Museo del Caribe, y convertirlos en atractivos turísticos. Somos la casa de la Selección y está el Carnaval que ofrece una gigantesca oferta cultural y de entretenimiento, a trabajar entre el sector público y el privado para seguir impulsando al Atlántico y a Barranquilla como polo turístico en el país.
Nos quedan cuellos de botella, como terminar la modernización del aeropuerto y la cuestión de las tarifas de energía. ¿Avanzaremos en 2025?
Los gremios hemos creado dos veedurías. Una, hace seguimiento a los recursos de inversión para contratar las obras que faltan, porque tener un aeropuerto digno es algo que los atlanticenses y barranquilleros nos merecemos y el país está en deuda con nosotros. Y sobre las tarifas, este seguirá siendo nuestro principal reto en 2025, también el del resto de la nación. Vigilamos la intervención de Air-e y pedimos, vía derecho de petición, a los ministros de Hacienda y Minas que nos digan cuál será el soporte financiero que le entregará el Gobierno nacional a la empresa, para que tenga la caja necesaria y pueda adquirir contratos de compra de energía a mediano y largo plazo, y no hacerlo en la bolsa que es costosa, con el propósito de tener tarifas más reducidas. Mientras se estructura entre las fuerzas vivas del territorio una propuesta a elevar ante el Ejecutivo para definir el futuro de la operadora de energía en Atlántico, La Guajira y Magdalena.
Otro asunto que merece total atención es el dramático aumento del desempleo juvenil en Barranquilla y Soledad. ¿Cómo encarar esta situación que no da espera?
Haría dos llamados. Primero, a las universidades, que deben hacer un análisis juicioso de la pertinencia de sus programas para saber hasta qué punto responden a las necesidades de las habilidades que requiere el sector empresarial, porque encuestas y estudios que hacemos con Fundesarrollo revelan brechas muy grandes. En la actualidad lo que el empresariado demanda son personas con capacidades técnicas y tecnológicas, con habilidades muy prácticas para ser productivos.
La Cámara de Comercio trabaja con la Gobernación del Atlántico en un programa de formación de jóvenes en cursos cortos, de tres a seis meses, en tecnología, programación y habilidades digitales, requeridas por el empresariado. Lo hacemos con Triple A, Promigas, entre otras compañías, y convocamos, este es mi segundo llamado, al resto del sector productivo a sumarse. Sería ideal construir una iniciativa robusta que garantice acceso de jóvenes a conocimientos y a su inserción al mercado laboral. Para destacar, lo que hace Crack the Code, proyecto de la familia Vélez Reyes, que a través de su fundación sin ánimo de lucro imparte aprendizajes para incrementar las habilidades tecnológicas de estudiantes de los colegios del Atlántico.
Es indispensable proyectar el futuro, trabajar por él…
Lo hacemos. Hacemos equipo con la Gobernación del Atlántico, la Alcaldía de Barranquilla y empresarios para trabajar en una agenda para los próximos diez años del territorio. Debemos entender qué es lo emergente, eso en lo que se destaca hoy el Atlántico. Por ejemplo, en la actualidad lo hace en energías renovables y exportaciones a través de zonas francas, pero es importante identificar las apuestas productivas más ambiciosas del departamento y la ciudad en la siguiente década. Un ejercicio al que invitamos a todos los empresarios porque dará frutos en el largo plazo.
¿Sus proyecciones de crecimiento económico de Colombia y Atlántico para 2024 y 2025?
Creo que el país estará en un rango de crecimiento muy cercano al 1,5 % en 2024 y de 2,9 % en 2025. Para Atlántico, en 2024 estaremos por el orden de 1,3 % y en 2025 nos vamos a recuperar y estaremos por encima del promedio nacional con un crecimiento de un 3,3 %.
¿Cuáles son los retos de la Cámara de Comercio de Barranquilla en 2025?
En este contexto tenemos que rodear a los empresarios e incrementar de manera importante los servicios. En 2024 logramos darles casi 50 mil beneficios y en los últimos cuatro años los hemos multiplicado por seis, pero queremos llegar a más, e identificamos, a través de conversaciones, encuestas y grupos focales, dos temas claves. Uno, tecnología, que incluye Inteligencia Artificial y digitalización de los negocios, que será una línea estratégica este 2025.
Y dos, la dificultad que tienen para adquirir clientes y venderles. Así que una línea asociada a mercadeo, gestión comercial, ventas, será otro de nuestros objetivos por cumplir este año. Les daremos a los empresarios espacios presenciales, con conferencistas nacionales e internacionales, documentación relacionada con estas dos líneas estratégicas. Y habrá cursos virtuales para ayudarles a adquirir conocimientos de forma sistemática a lo largo del año, con encuentros y talleres prácticos. En el caso de nuestro programa de Fábrica de Productividad priorizaremos temas de productividad laboral para que la empresa organice su planificación financiera y acceda a financiamiento.