Barranquilla sigue cosechando buenas noticias. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con recursos del Gobierno de España, entregará a la ciudad la suma no reembolsable de 6,12 millones de dólares para seguir empleando las políticas públicas en favor del medio ambiente y su sostenibilidad, así como también a la recuperación del espacio público y la atención de la población migrante, retornada y de acogida en la capital del Atlántico.
Ejemplo de transformación
Ramiro López-Ghio, representante del BID en Colombia, destacó a Barranquilla como un ejemplo en el mundo de transformación, inclusión y de apoyo a las políticas de cambio climático. De ahí la relación estrecha del banco y su respaldo a las iniciativas que ha logrado consolidar con el paso de los años.
'Lo que está haciendo ahora con esta biodiversidad, de poder generar esa conexión entre naturaleza y la ciudad, esa armonía que está haciendo de generar una ciudad con más oportunidades y más inclusiva, es un ejemplo para todo el mundo de lo que está haciendo Barranquilla realmente', expresó.
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El directivo sostuvo que los recursos que se girarán a Barranquilla serán para seguir apoyando la inclusión de migrantes en temas de registros, servicios sociales, educación, salud y también en temas de oportunidades económicas.
'Esto habla de la generosidad que ha tenido Barranquilla de poder acogerlos y del banco también para poder hacer frente a este desafío de la inclusión social y económica de los migrantes', dijo.
López-Ghio manifestó que en el pasado el BID ha cooperado con Barranquilla, en el sector de Villa Caracas, con cerca de 1.5 millones de dólares para también atender a esa población migrante y retornada que ha llegado a la ciudad.
Una opción y no obligación
El alcalde Jaime Pumarejo resaltó la importancia de empoderar a los migrantes y hacerlos parte integral de la sociedad y la economía del territorio. Precisó, además, que la migración debe ser siempre una posibilidad elegida por los migrantes y no una obligación forzada por las circunstancias negativas de sus países de origen.
'Nadie cruza el tapón del Darien porque quiere cruzarlo, lo cruza porque sabe que lo que deja atrás es más peligroso que esa selva que se puede tragar a su familia o a sus hijos. Nadie comete la barbarie de cruzar y exponerse a los peligros de la naturaleza y de la crudeza humana que se aprovecha de la vulnerabilidad de su familia. Nadie lo hace por gusto. Lo hace por necesidad y esa necesidad nace cuando hay falta de democracia', enfatizó.
En ese mismo sentido, sostuvo que la raíz de los éxodos masivos latinoamericanos ocurre cuando no hay seguridad, oportunidades económicas o cuando las personas se sienten perseguidas.
'Ahí empieza un rompimiento de la condición humana que nos obliga a buscar alternativas. Trabajemos juntos porque en Colombia y en Latinoamérica haya democracia', puntualizó.




















