Pero ni la valiente Nadia Blel, ni los también valientes ocho de la Comisión se dejaron presionar, no se arredraron, y hundieron la Reforma Laboral. Bien por ellos. Petro habló en la Plaza de Bolívar, más de lo mismo, surtidor de hiel contra congresistas y opositores, cacareando que no lo dejan gobernar, como si gobernara. ¡No ve una!
La culpa, claro, es de Petro, responsable directo y autor intelectual de todo lo malo que nos ocurre, pero también, y en buena parte, del congreso, sobre todo de un partido liberal que actúa como si el desastre nacional no cayera también sobre ellos.
Y no es que no tengamos problemas, sino que nuestros gobernantes vuelan a resolverlos, aún a pesar de un gobierno nacional que nos mezquinea el billete, no importa, fíjense que Álex sigue ampliando vías, construyendo otras nuevas para mejorar la movilidad, y adelantando importantes inversiones en salud, educación y otros frentes, haciendo rendir el recaudo distrital que, aunque menor que el de las otras grandes capitales, las obras son más notorias.
Nunca imaginó que su festividad iba a tener el rotundo éxito que logró: Nadie menos que nuestra diosa barranquillera, quien vino al programado concierto donde nada se deja al azar, todo es fríamente calculado, la invitó a la tarima, y bailó y cantó con ella, ¡qué pupera! Reina es Reina.
Pese a que fue importante la noticia del fallo que parece devolverle a Barranquilla el control del Corredor Universitario, habrá que auscultar qué tan mala fue tal decisión para los residentes del sector incluido, cuánto pierden en inversión municipal. Que así como Elsa les hizo de todo, fijo con Álex les irá mejor. Hay que ocuparse del tema, pero ya habrá tiempo.
Lo blando a lo que alude Petro no se refiere al imaginario golpe sino a la realidad de la blandengue oposición, a la que parece bastarle con trinos mensajes y discursos que lucen más como acciones de campaña electoral, que firmes disposiciones para impedir que continúe la destrucción institucional.
El gobierno debe estimular la resurrección tanto de una liga de béisbol, para que haya torneos de aficionados, como de escuelas que instruyan a los niños, para mantener viva la afición a la pelota caliente.
Empero, las sanciones anunciadas no fueron selectivas, afectaron a Petro y al petrismo, que no nos representan, pero también al país y, lo ideal, es que las limiten a Petro y sus secuaces. Nadie se sintió agredido con lo de quitarle las visas al propio Petro, a sus funcionarios, a sus parientes, y a todo ideologizado o apoyador del petrismo.
Petro también estará padeciendo de colon hiperactivo. Las exageradas cifras de hectáreas de coca y su consecuenciales kilos de producción, más la baja incautación lograrán que el gobierno gringo mire hacia acá, para eso tiene a Marcos Rubio, quien está muy enterado de nuestra situación política, y de los apoyos gubernamentales a los grupos subversivos, ya denominados por Trump como terroristas narcotraficantes a los que prometió combatir.
La cosa es falta de alcalde, que un año después no se ha visto su gestión. Seguro ha pavimentado algunas callecitas urbanas, pero lo que le corresponde son las obras trascendentales, visibles, que aporten. Porque Puerto tiene los buenos ingresos que deben generar las urbanizaciones fuera del casco urbano.