“Ni con artilugios ni con triquiñuelas se van a salir de lo que manda y ordena nuestra Carta Magna”, dice Gaviria. “Si Petro insiste en imponernos una Constitución paralela a la de 1991, nos veremos en la obligación de desconocer su autoridad como jefe del Estado”.
Lo que mostraría la insistencia en la consulta es que a Petro y a la izquierda extrema no les importan en realidad los trabajadores sino usar la consulta como herramienta de campaña. El propósito real no es otro que activar a los grupos que les son políticamente más cercanos y trasladarles recursos.
Como sea, la compra de los congresistas es el peor de todos los escándalos. Por los cargos de los sobornados, por el propósito, por el origen de los recursos, por quienes los ordenaron, entre ellos tres ministros y el director de Presidencia. Petro tiene, sin duda, una ineludible responsabilidad política.
Petro insiste en reducir el “pueblo” a esa fracción minoritaria del mismo que lo apoya, en enfrentar ese grupo a los demás y en descalificar con los más infames adjetivos a quienes no lo acompañamos. Hasta aquí, más de lo mismo. Ya sabíamos que a él le importa un comino que el Presidente “simboliza la unidad nacional”.
Como suciedad es lo que sale por la boca de Petro. Siembra odio y violencia en sus discursos y trinos incendiarios. Ahora trata de “hp” al presidente del Senado, mostrando que “el tamaño de la grosería mide con exactitud la deficiencia de la inteligencia”. Lo soez, lo vil, entronizado en el poder.
No es criticable que en una democracia haya polarización, que la ciudadania se decante, dividida, entre posiciones opuestas, a veces radicalmente irreconciliables. No es necesario que haya punto medio.
Hay, sin embargo, algún peligro. Si del centro a la derecha se llega a primera vuelta con dos o tres candidatos, la dispersión del voto puede permitir que las mejores votaciones sean las de la izquierda extrema y la de Claudia López, por ejemplo, o la de Fajardo, si es que no se diluye como siempre.
Aunque Colombia sufrirá también, y mucho, con la crisis global que generará esta guerra comercial, tiene una oportunidad a la que debe jugarse a fondo. En la distribución de aranceles salimos favorecidos en algunos productos y seremos más competitivos en el mercado gringo.
El fracaso de la “paz total” es absoluto. El eslogan de “potencia mundial de la vida”, un chiste malo y cruel. En la desafiante policrisis que deberá enfrentar el próximo gobierno, la seguridad debe ser una prioridad como ninguna.
Petro, en quien late un tiranito, en las últimas semanas ha amenazando al Congreso y a las Cortes, ha confundido al pueblo con el presidente, y ha invitado a la “revolución” que, puesto que él ejerce el gobierno, no puede entenderse sino como un instrumento para aferrarse al mismo.