Hay, sin embargo, algún peligro. Si del centro a la derecha se llega a primera vuelta con dos o tres candidatos, la dispersión del voto puede permitir que las mejores votaciones sean las de la izquierda extrema y la de Claudia López, por ejemplo, o la de Fajardo, si es que no se diluye como siempre.
Aunque Colombia sufrirá también, y mucho, con la crisis global que generará esta guerra comercial, tiene una oportunidad a la que debe jugarse a fondo. En la distribución de aranceles salimos favorecidos en algunos productos y seremos más competitivos en el mercado gringo.
El fracaso de la “paz total” es absoluto. El eslogan de “potencia mundial de la vida”, un chiste malo y cruel. En la desafiante policrisis que deberá enfrentar el próximo gobierno, la seguridad debe ser una prioridad como ninguna.
Petro, en quien late un tiranito, en las últimas semanas ha amenazando al Congreso y a las Cortes, ha confundido al pueblo con el presidente, y ha invitado a la “revolución” que, puesto que él ejerce el gobierno, no puede entenderse sino como un instrumento para aferrarse al mismo.
A pesar de Petro, aún estamos en una democracia, con separación de poderes, y archivar una propuesta gubernamental que no le parece conveniente es parte de los deberes del Congreso que, además, no solo le ha aprobado muchas leyes a Petro, entre otras una nefasta tributaria, el espanto de la “paz total” y la pensional, sino que lo ha protegido inconstitucionalmente congelando sus procesos en la Comisión de Acusaciones.
La izquierda barrió con el liderazgo y la experiencia y sacó a cerca de un centenar de generales. Redujeron el presupuesto de las Fuerzas, desmantelaron la inteligencia y la contrainteligencia, los helicópteros están en tierra, no permitieron operar a las fuerzas especiales. Para rematar, con los ceses del fuego maniataron a militares y policías y los obligaron a replegarse en los cuarteles.
El gabinete es de fariseos. Se llenaron la boca de discursos sobre dignidad y llantos y ahí siguen, atornillados a sus cargos.
Insisto, con tanta información sobre actuaciones delincuenciales, confesada por el mismo círculo petrista, otro presidente se hubiera caído. O lo hubieran obligado renunciar. Aquí, en cambio, sigue tan campante defendiendo a criminales como Araña y debilitando a la Fuerza Pública, sembrando odio y caos, haciendo daño.
No hay duda tampoco de que Pitufo se reunió con Petro en campaña. Petro dice que no fue en España sino en otro momento, por intermedio de Daniel García, hijo de un ex M19, reunión en la que también estaba Xavier Vendrell.
El insufrible espectáculo mostró que el gobierno no tiene norte ni brújula, que improvisa, que nadie se preocupa por pensar los problemas nacionales, por reflexionar estratégicamente, por buscar soluciones, por argumentar con base en hechos, datos, cifras. Es un caos de charlatanes, ignorantes y mediocres, lambones, pusilánimes.