En tres días el día de la independencia se convirtió en el día que el mundo dejó de ser liderado por los Estados Unidos, perdió la confianza de sus aliados y se quedó con lo que ya tenía hace mucho tiempo, una guerra comercial con China.
Colombia necesita líderes verdaderamente comprometidos, figuras que estén dispuestas a ir hasta el final, no a probar suerte para ver cuánto duran en la contienda, porque este festival de egos y aspiraciones sueltas solo beneficia a quien ya tiene estructura y narrativa clara, el que no necesita convencer a nuevos votantes, sino simplemente movilizar a los suyos.
La salud no puede seguir siendo rehén de una disputa ideológica. Es hora de que asuma la responsabilidad; ya no hay espacio para la improvisación ni para los discursos, como dijo Duque, “mató al tigre, asuma las consecuencias” y solucione.
En el caso de Titanes, tanto el equipo como la Federación han dado su versión. Pero hay algo que no se puede ignorar: el básquet en Colombia es un negocio privado, manejado por un grupo de asociados que toman decisiones sin intervención de nadie.
Hay algo en nuestra esencia que atrapa, aunque desde otras regiones no siempre lo entiendan.
Otros buscan constantemente aprobación en este mundo de redes, y caen en la trampa de creer que la felicidad está en la vida “perfecta” que muestran los demás y en la aprobación que sienten por el número de likes que reciben.
La credibilidad de un gobernante se construye sobre su capacidad de cumplir lo que promete, y cuando la palabra pierde valor, la política se convierte en un espectáculo vacío donde las promesas carecen de peso y como ciudadanía perdemos la capacidad de exigir resultados.
Y no olvidemos que más allá de su éxito musical, Shakira es un símbolo. Su historia es la de una mujer que rompió barreras en una industria dominada por hombres y desafió estereotipos, pero también la de una persona que siempre ha mantenido una conexión con su gente, como lo demuestra su trabajo con la “Fundación Pies Descalzos.”
Quitar el apoyo a los aliados puede tener un efecto bumerán. Muchos de estos países, que dependían en gran medida de USAID para enfrentar retos estructurales, pueden verse obligados a buscar nuevas alianzas con actores como China o Rusia, que se han mostrado dispuestos a llenar los vacíos dejados por EE. UU. en el complejo panorama geopolítico actual, este cambio podría debilitar la posición estadounidense en la región y socavar el liderazgo global que construyó durante más de 70 años
Por eso el presidente sigue hábilmente manipulando la opinión pública, tratando de llegar directamente a la gente con un nuevo formato de entretenimiento. Nos tiene hablando de las segundas oportunidades de Benedetti, de las quejas de Francia Márquez y de las lágrimas de Susana Muhamad, mientras la realidad colombiana, la crisis en el Catatumbo, el colapso del sistema de salud o la casi quiebra del país por una pataleta contra Estados Unidos, quedan relegados a un segundo plano.