Es tiempo de hacer una pausa, bajar el tono, recuperar la sensatez y la empatía. La política no puede seguir siendo un oficio de alto riesgo. Necesitamos líderes que disienten, pero también que se reconozcan en su humanidad, que compitan sin destruirse, que piensen diferente sin convertirse en enemigos.
La oportunidad está en capitalizar esta estabilización para impulsar medidas concretas: una política clara y sostenida de subsidios a la demanda, mecanismos financieros más flexibles, y apoyo técnico a la industrialización de la construcción, especialmente en VIS. Esto permitirá reducir costos estructurales, cerrar brechas sociales y dinamizar el empleo formal.
Lo que Colombia necesita hoy no es más polarización, sino más puentes entre visiones distintas. Hay muchas formas de avanzar sin desbaratar lo que aún nos sostiene. El trabajo digno es una causa de todos, pero también lo es la sostenibilidad de las empresas, sobre todo las pequeñas y medianas, que hoy enfrentan enormes desafíos.
Colombia sobresale en el contexto latinoamericano: mientras el promedio regional de hogares en arriendo es del 21%, en nuestro país esa cifra se ha duplicado. De cara al futuro, se proyecta la formación de 4,7 millones de nuevos hogares en la próxima década, cada vez más pequeños y urbanos, lo que sugiere que el arriendo seguirá ganando protagonismo.
Además, algo que viene en tendencia y que incluso ha sido destino de inversión importante en Colombia, principalmente en las grandes ciudades, ha sido el modelo del multifamily. Se trata de edificios o conjuntos diseñados y operados exclusivamente para la renta, bajo una sola administración, lo que permite optimizar los ingresos, mantener estándares de calidad, fidelizar inquilinos y consolidar flujos de caja estables.
La visión catastrófica sobre la IA que califica a la tecnología como una amenaza existencial, se desvirtúa al analizar cómo, en realidad, puede actuar como un multiplicador de nuestras competencias. La verdadera reflexión debe centrarse en identificar aquellos puntos específicos de nuestro trabajo que pueden potenciarse notablemente mediante la IA.
El atractivo de Barranquilla no solo radica en su oferta inmobiliaria, sino en su entorno favorable para el desarrollo urbano. La ciudad se ha consolidado como un polo de inversión gracias a su ubicación estratégica, una inversión pública destacable y un puerto con calado estable que facilita el comercio exterior.
Para 2030, el 39% de las competencias laborales requeridas cambiarán. Las empresas priorizarán el pensamiento crítico, la creatividad, la adaptación al cambio y el trabajo en equipo. Además, las habilidades tecnológicas serán fundamentales para insertarse en el nuevo mercado laboral. En este escenario, la falta de formación en estas áreas puede convertirse en un factor de exclusión para miles de trabajadores.
En vez de sumarnos a una guerra comercial para la que no estamos preparados, debemos ver esta situación como una oportunidad para impulsar el desarrollo de nuestra industria nacional, pero no sobre la base de subsidios ineficaces, sino por la vía de políticas que refuercen la competitividad y diversificar nuestros mercados, explorando nuevas oportunidades en economías que aún mantienen sus puertas abiertas.
Se hace urgente un replanteamiento de las estrategias de liderazgo y coordinación. Urge recuperar la sobriedad en el manejo de la agenda nacional y reestablecer canales de comunicación efectivos entre las distintas carteras.