Retos y salidas para la economía inmobiliaria
A estas dinámicas económicas se suma un cambio silencioso, pero profundo: la transformación demográfica. El país envejece más rápido de lo previsto y los hogares se reducen en tamaño.
A estas dinámicas económicas se suma un cambio silencioso, pero profundo: la transformación demográfica. El país envejece más rápido de lo previsto y los hogares se reducen en tamaño.
Más allá de los números, invertir en vivienda tiene un componente emocional y cultural difícil de reemplazar. Una casa no es solo una cifra en el balance; es el espacio donde se crían los hijos, se reúnen las familias y se proyecta el futuro.
Las rentas cortas en Barranquilla representan un mercado en ascenso, con gran atractivo pero también con riesgos si no se aborda con visión estratégica. La clave está en profesionalizar la gestión, aprovechar las herramientas digitales y participar activamente en la construcción de un ecosistema turístico más robusto.
Para transformar el impulso actual en crecimiento duradero se requieren medidas que incentiven la inversión privada y pública, reduzcan la incertidumbre y faciliten proyectos de largo plazo en infraestructura y vivienda.
Esto indica que los programas sociales no están llegando con eficacia a los hogares más pobres, especialmente aquellos cuyos ingresos ni siquiera cubren una alimentación básica.
Más del 50% de los desembolsos de crédito para vivienda en el departamento tienen como titulares a personas menores de 35 años, se trata, en su mayoría, de hogares jóvenes, parejas que buscan independencia o profesionales que dan su primer paso hacia la propiedad.
Recibir este foro internacional le da a Barranquilla una plataforma de proyección única. La OCDE no es solo un organismo multilateral; es un espacio donde convergen los tomadores de decisiones, los diseñadores de política, los investigadores y los emprendedores más innovadores del mundo. ocde
El problema no es que se reconozcan los derechos de quienes trabajan de noche —algo justo y necesario—, sino que se imponga de forma transversal y sin gradualidad, afectando por igual a grandes conglomerados y a negocios familiares de barrio, sin distinción alguna de capacidad económica ni estructura operativa.
Es tiempo de hacer una pausa, bajar el tono, recuperar la sensatez y la empatía. La política no puede seguir siendo un oficio de alto riesgo. Necesitamos líderes que disienten, pero también que se reconozcan en su humanidad, que compitan sin destruirse, que piensen diferente sin convertirse en enemigos.
La oportunidad está en capitalizar esta estabilización para impulsar medidas concretas: una política clara y sostenida de subsidios a la demanda, mecanismos financieros más flexibles, y apoyo técnico a la industrialización de la construcción, especialmente en VIS. Esto permitirá reducir costos estructurales, cerrar brechas sociales y dinamizar el empleo formal.