El pensamiento es el músculo de los sueños. Las ideas consagran la disciplina de la mente: Eres lo que crees que fuiste, lo que piensas hoy y lo que decidas mañana. La magia del prestigio es la tradición. El poder del honor reside en el valor. La fuerza de la idea es la evidencia de que puede ser realidad.
La populanada es el descontrol permanente de la personalidad, buscando reconocimientos, méritos, honores, privilegios, exaltaciones, condecoraciones, respaldos, seguidores, fanaticadas y partidarios, sin el contenido o las cualidades que generen amplios niveles de admiración de forma espontánea o natural.
Todos los días son buenos momentos para agradecerles lo que han hecho por nosotros. Díselo, llámala, invítala y ten un detalle que deje evidencias de tu gratitud. Si ya no está honra su memoria.
De ti depende que ellas celebren su propia autorrealización.
Quienes practican conductas recurrentes asociadas con engaños, trampas, mentiras, manipulaciones y principalmente la ingratitud, adquieren el hábito propio de los traicioneros: La deslealtad se vuelve costumbre para la lógica de la conspiración.
Si se obliga a perdonar, la reconciliación es un acto de dominación. El deber no es superior a la satisfacción. Encontrar el equilibrio entre la venganza, la justicia y la compensación, es un asunto aún sin resolver. La salud mental encuentra estabilidad, fortaleza y madurez en las sociedades que fomentan el valor y los principios asociados al perdón.
El propósito es el sentido que explica la lógica de lo inusual. Su carácter teleológico enfoca la atención en la intención. La visión es superior a la proyección de la imagen desde que se vuelve tangible, apropiable y aprovechable. Eso que buscas es la misión de un sueño dándole un mensaje a los deseos, en el momento de mayor dificultad: Piensa y actúa.
Es el diálogo propiciado por la voz moral, recordando las buenas costumbres. El aliento de la palabra transformadora de la realidad. El instante en el que haces que la semana santa sea una verdadera semana mayor.
La Insultanería es la distorsión de la comunicación por el dominio del irrespeto, la descortesía y las agresiones que menoscaban las cualidades de las personas o los valores de las instituciones, distrayendo el verdadero objetivo de una conversación o cualquier forma de interlocución. Es el enunciado propio de la ausencia de argumentos. La prueba reina de la migración de las ideas.
Lo indiscutible es que ese tipo de sentimientos genera problemas de todo orden. Ante el más mínimo error, falla, equivocación o incumplimiento, aparecen expresiones de violencia que se confunden con la difusión del insulto.
Conformar buenos equipos de trabajo, requiere mucho más que carisma, autoridad, dirección o jefatura. Para ello se deben fomentar valores soportados en confianza, respeto, buen ejemplo, cordialidad, cortesía y mucha consideración con el esfuerzo compartido.