El papel de la familia en la recuperación de los adictos
La familia que establece normas claras, consecuencias justas y coherentes ayuda a que el adicto asuma responsabilidad sobre sus actos, elemento clave en la recuperación.
La familia que establece normas claras, consecuencias justas y coherentes ayuda a que el adicto asuma responsabilidad sobre sus actos, elemento clave en la recuperación.
El reconocimiento que he recibido no representa un punto final, sino un nuevo impulso para continuar trabajando en la promoción de relaciones de pareja más sanas y en la construcción de una sociedad que viva la sexualidad desde la responsabilidad, el respeto y la plenitud erótica.
Pasar la página no significa olvidar ni minimizar lo que ocurrió. Significa aprender de la experiencia, tomar lo positivo de ella y elegir conscientemente no seguir cargando con aquello que nos roba paz, amor y esperanza.
La esencia del mensaje de Puig es que la vejez puede ser una etapa rica y vital si nos apoyamos en pilares que nacen de adentro: confianza en nosotros mismos, sabiduría acumulada, presencia consciente, sentido de propósito y capacidad de asombro.
Cultiven la intimidad diaria: la sexualidad no se limita al coito. Pequeños gestos como besarse con intención, abrazarse, tomarse de la mano o enviarse mensajes cariñosos durante el día refuerzan el vínculo.
Escribe para liberar la mente. Llevar un diario ayuda a ordenar pensamientos y comprenderte. También puedes escribir sobre momentos felices del pasado o imaginar un futuro posible sin depresión, para alimentar la esperanza.
Elijan el momento adecuado para conversar: no todo momento es ideal para tocar temas delicados. Evita iniciar conversaciones importantes cuando alguien esté muy cansado, estresado o en medio de una discusión.
Cuanto más clara y honesta sea la conversación, mayor será la conexión y la complicidad sexual. La pareja que se comunica bien, también se entiende mejor en la cama.
Uno de los errores más comunes es tomar partido por la familia de origen, dejando al cónyuge en una posición de vulnerabilidad. Para que una relación funcione, la pareja debe ser el núcleo central: lo que se decide, se vive y se prioriza parte desde ahí.
Una discusión sana no siempre termina con una solución perfecta, pero sí debería culminar con un paso hacia la reconciliación. Pedir perdón no es rendirse, sino asumir la parte de responsabilidad personal.