Colombia bipolar
La retórica del “bla, bla, bla” del Gobierno, cargada de odio y resentimiento, dispara la incertidumbre, alejando la confianza.
La retórica del “bla, bla, bla” del Gobierno, cargada de odio y resentimiento, dispara la incertidumbre, alejando la confianza.
La apuesta por la movilización constante ha vaciado de contenido la acción de gobierno. Las grandes reformas se empantanaron, las coaliciones políticas se disolvieron, y los problemas reales se enfrentan más con discursos que soluciones.
Las soluciones arrancan desde lo regulatorio con incentivos fiscales a empresas que emitan en ese nuevo mercado de capitales ampliado y también a los inversionistas. Reducir los costos de emisión y los requisitos a nuevas emisiones de pequeños y medianos empresarios de manera audaz.
Confianza significa recuperar la seguridad en ciudades y zonas rurales así como el control del territorio que no puede quedar en manos del hampa y del narcotráfico. confianza significa un estado más pequeño, que sea financiable y no envié señales de desconfianza a inversionistas y calificadoras de riesgo.
Para que Ecopetrol recupere su robustez de iguana y no siga empequeñeciéndose como lagartija, se requieren medidas inmediatas. En particular: fortalecer la gobernanza con una Junta Directiva independiente y meritocrática
Hoy, cuando el país enfrenta nuevas tensiones políticas, desconfianza institucional, creciente violencia en los territorios y un preocupante desencanto social, el mensaje de Francisco adquiere nueva urgencia. Nos mostró que la unidad no exige unanimismo, sino voluntad de convivir en la diferencia, a lograr unidad en la diversidad. Que la paz no se decreta solamente sino se vive.
Semana Santa no debe ser solo un paréntesis religioso. Es una invitación a mirar al otro con compasión y a reconocer que no hay redención sin entrega, ni resurrección sin cruz. Que la experiencia de esta Semana Santa nos inspire a ser luz, arquitectos de paz y constructores de un país reconciliado y lleno de esperanza.
Forzar por decreto una reconfiguración del mercado energético es jugar con fuego. El sistema depende de un delicado equilibrio entre contratos estables y una bolsa que además de servir como mercado complementario al contractual, actúa como regulador de precios en contextos de escasez.
Nunca una guerra es positiva y menos en este caso. En mi opinión puede representar esta guerra no sólo el despelote de los mercados, sino el preludio de una recesión global. Ella no solamente destruye las instituciones y los avances del comercio internacional, sino que reducirá el crecimiento global y significa riesgo inminente de un aumento de nuevo en la inflación global.
Despetrificarse es rechazar la amargura institucionalizada y elegir el camino de la esperanza activa. Ese que transforma desde la libertad, el reconocimiento del mérito y las enormes oportunidades de país. Ese que Colombia todavía está a tiempo de recorrer.