No puede olvidar Petro que en esta crisis Maduro se está quedando solo. Sus amigos en la región, él mismo incluido, no lo reconocen como presidente y, aunque lo apoyan y rechazan cualquier intervención, no se involucrarán más allá de lo necesario.
Creo en la justicia como institución y en que, como virtud de la democracia, sigue siendo el eje del ordenamiento de la sociedad. Pero cuando pierde su neutralidad para ser selectiva o utilizada, afecta la confianza ciudadana y, entonces, la justicia pasa de ser el centro del ordenamiento de la sociedad… a la causa de su desorden.
Frente a esta ola de violencia, que no será la última, hay consejo de seguridad, declaración oficial, recompensas, explicaciones de Petro acusando a la Junta del Narcotráfico en Dubái que quiere asesinarlo, y hasta conmoción interior; pero en este país amnésico todo sucede… y nada pasa.
Quizás doloroso, pero en medio de la tristeza de la familia y del país, la despedida de Miguel Uribe fue un momento “político”. Tenía que serlo, y no es un irrespeto, pues Miguel habría querido que su muerte tuviera ese significado.
Las marchas no pretendían presionar la segunda instancia que, de seguro, restituirá el equilibrio, pero sí fueron un acto de fe en la inocencia de Uribe y un “hecho político”, en respuesta a un juicio que fue antijurídico en lo formal y “político-vengativo” en sus objetivos.
La dignidad le permitió a Uribe enfrentar a la justicia con la entereza de quien se sabe inocente, cuando muchos escapan del país con la tolerancia de las autoridades.
En la Reunión Ministerial de Energía de la CELAC, Petro proclamó que el proyecto de Bolívar “puede comenzar por la integración de la Gran Colombia en términos energéticos limpios”. Así puede comenzar y… ¿cómo puede continuar?, ¿acaso con una zona binacional ensanchada hasta fusionarse en una Gran Colombia progresista?
El gobierno conocía su peligrosidad, su intento contra nuestra familia con móviles políticos y, sabiendo que podría atentar contra otros candidatos, lo designó como negociador, desató sus manos y pasó el lamentable atentado a Miguel Uribe.
Quedó claro que el juicio contra Uribe fue político y pasará a la historia, no solo por la condición del inculpado, sino por las contradicciones y mentiras, pruebas perdidas y manipuladas y testigos ausentes; por el sitio preferencial de una presunta víctima compartiendo mesa con la fiscal, por sus “señas” a los declarantes y papelito que se dejan caer…
El 1° de abril, la Oficina para Control de Drogas de la Casa Blanca publicó el “Statement of Drug Policy Priorities”, con una tajante advertencia: “Donde un país fuente no tome acciones, la Administración ejercerá sus poderes económicos para exigir cambios”. ¿Más claro…?