No es mala suerte, ni mala preparación física, ni culpa del técnico, son los jugadores y esa mentalidad que se les nota de no saber cómo ganar un partido; es tan evidente que los rivales lo saben y les basta con apretarnos un poco para derrotarnos. Los únicos que no sabemos cómo acabar con ese sino derrotista son nuestros futbolistas.
Más preocupante aún es escuchar a muchos padres, incluso a colegas de diversas especialidades, lanzar la expresión “es que ya viene la adolescencia”, por lo que hay que esperar que el menor se convierta en alguien del cual se puede esperar cualquier conducta de difícil manejo tanto en casa como en el colegio o la sociedad.
Este tercer encuentro es producto de la necesidad de aclarar los mitos y creencias falsas, por lo que mi compromiso es aportar todo el conocimiento científico actualizado para garantizar un diagnóstico preciso, así como el nivel de funcionalidad. El reto es enorme por la presencia en la sociedad mundial de un crecimiento del 1.500 % del número de casos en los últimos 40 años, y lo que nos espera, porque ese aumento no se va a detener.
He escuchado cualquier cantidad de disculpas que les dan a los pacientes en cada EPS para no responder con sus obligaciones, pero la última que me tocó es lo máximo: dígale al doctor que cambie el diagnóstico para poderle entregar ese medicamento. Preocupado ante semejante argumento, pregunté al paciente si había sido un médico quien le dio esa respuesta y me responde que fue una secretaria.
Es duro lo que voy a decir, pero, es inocultable para el país futbolero el pobre espectáculo que desarrolla mi equipo en la cancha y, lo que es peor, no hay un solo jugador samario que nos represente como miembro de una cantera de la que salieron jugadores que jugaban al fútbol de una forma particular que permitía identificar el gen futbolero samario.
Este satélite dando vueltas en mi cabeza se debe al malestar que me produce el escuchar y analizar la expresión verbal de niños y adolescentes en la consulta, una sensación de vacío al no encontrar sustancia en lo que dicen, como si faltara algo. La medicina obliga a la observación del lenguaje corporal y la psiquiatría al análisis del discurso.
Para mí, el espíritu es aquello intangible producto de la unión de todas las inteligencias del ser humano puestas a su servicio para el disfrute de la vida. Puedo afirmar con toda certeza que estos chicos y chicas no están disfrutando la vida en su verdadera dimensión porque desconocen aquello que realmente enriquece ese espíritu, el tesoro que hay en la lectura.
Es pertinente hacer algunas aclaraciones desde la medicina acerca de la precisión diagnóstica, en especial ahora que hay tanta confusión acerca de los niveles de funcionalidad, de lo cual depende el futuro de un hijo dentro del espectro. El Asperger aparece en el Nivel 1, de Alta Funcionalidad con una enorme posibilidad de llevar una vida “normal” como la de cualquier neurotípico.
Esto hace parte, también me estoy enterando, de una especie de “resistencia” llevada a cabo por personas como estos artistas en la lucha por los derechos civiles en ese país, una lucha que se inicia en 1955 en el boicot de los autobuses de Montgomery y tiene un clímax en 1968 con el asesinato de Martin Luther King y sirvió para terminar la discriminación contra los afroamericanos. Hoy es otra cosa.
Me dejó muy tranquilo la fundamentación de todos los jugadores, porque es la base de cualquier deporte, y en fútbol se trata de recibir el balón cuadrado y ponerlo redondo, es lo que garantiza el buen fútbol y el gol.