En Bogotá hay que acelerar todos los proyectos de entradas y salidas de la ciudad. Iniciar la construcción de la ALO sur, centro y norte. Intervenir la calle 80, la 13, la salida sector 1 a Villavicencio y, claro, terminar la perimetral de Oriente, a hoy ejecutada en un 50 % y suspendida también por temas ambientales.
El Gobierno fracasó en su responsabilidad de buscar consensos, y no es de extrañarse, pues los mensajes de Petro fueron nefastos y el tono general de vaciada cayó pésimo entre los potenciales donantes.
Con el ataque a la minería se golpea uno de los sectores que en mayor medida contribuyen a la generación de recursos para el país y también para las arcas nacionales.
Encontrará una economía estancada, más bien postrada, y una tasa de desempleo que lejos de ceder superará, antes de finalizar el año, los dos dígitos.
Desde la llegada de Petro al Gobierno, todas las organizaciones criminales se han expandido a sus anchas y consolidado su poder territorial y sus negocios.
El Gobierno debería abrir una licitación ya y no en 11 meses, cuando venza la prórroga.
En materia política las similitudes con Colombia también saltan a la vista.
El Gobierno esperará la concreción de este plan para entonces sí proceder con su constituyente modelo Maduro, o con una posible emergencia o con el llamado decretazo, que podría ser avalado por sus mayorías en la Corte para habilitar la permanencia de Petro en el Gobierno.
Quiero insistir en que la reforma laboral es desequilibrada, prejuiciosa y, lo peor, les da la espalda a los problemas estructurales en materia de empleo.
La reforma propuesta es mentirosa, respira odio y recae sobre los contribuyentes que más se vieron afectados en 2022. Es mentirosa porque plantea reducir la tarifa del impuesto de renta para personas jurídicas, pero solo a partir de 2026, cuando ya este gobierno habrá terminado. Fácil girar contra los recaudos del próximo gobierno.