Cuando se mueve la economía por las mujeres rurales a través de su trabajo, su resiliencia, su empoderamiento y sobretodo a través de su ser entonces se mueve el mundo, se genera coherencia en los discursos de paz, de justicia social, de reducción de la pobreza, al irse cerrando progresivamente la brecha de la desigualdad.
Resulta imperante retomar la cultura del humanismo en las organizaciones, con acciones que develen la interactuación con la tecnología para realizar mejor el trabajo, para incrementar el rendimiento, para potencializar habilidades de liderazgo, mejorar la comunicación organizacional y jerarquizada, para fidelizar clientes, y que los empleados creen arraigo empresarial a través de modelos gerenciales más humanos.
La corrupción necesita frenarse con verdaderos controles sociales e institucionales, capaces de no solo visibilizar y cuestionar la acción del corrupto, sino de poder desplegar un verdadero sistema de frenos que puedan detener a tiempo el exceso de velocidad en el daño social.
Al estudiar la etiología de la corrupción, puede anotarse que algunas causas son de orden personal, cultural y otras son incluso institucional o funcional, en las primeras es fundamental concentrarse en que la corrupción no nace por sí sola, nace cuando existen sujetos que realizan actos de corrupción.
La desjudicializacion, especialmente en el escenario penal, no debe ser mirada como un capricho sino como una imperante necesidad que haga parte de las estrategias para generar una cultura de paz, donde exista un abanico amplio que haga viable obtener acuerdos por fuera de la vía judicial, logrando minimizarte el catalogo de conductas punibles que deban ser ventilados por los jueces dada su gravedad, su complejidad, y su necesidad.
La felicidad organizacional no debe verse como una opción, forma de innovación gerencial, moda, o peor aún como un eslabón de debilidad gerencial, sino como medular en la columna vertebral empresarial, es una estrategia o plan de marketing hacia el interior y no solo al exterior, donde los destinatarios son los empleados y no solo los clientes en sus diferentes segmentos.
El emprendimiento será una constante no solo para la creación de empresas, sino como forma de pensamiento, como actitud positiva y proactiva que logre convertirse en aptitud para generar proyectos y actividades productivas por la interacción con el sector productivo, y el fortalecimiento de alianzas con entidades de cooperación internacional para generar soluciones conjuntas y articuladas en pro de los ODS, a través de actividades de extensión, de innovación, e investigación.
No se trata de crear nuevas leyes, sino de revisar las existentes.