Este panorama hace aún más significativa la humanización en pacientes oncológicos, una pieza que está indiscutiblemente unida al manejo óptimo de la enfermedad y su valor es incuestionable; cuando se integra un enfoque compasivo, humanizador y capacitador, no solo se comprende al paciente, sino que se valora la singularidad inherente de cada persona.
Estamos en la obligación de empoderar a nuestros niños y adolescentes para que participen activamente en su seguridad en línea, ofrecer orientación y apoyo según sea necesario.
Es fundamental examinar nuestros comportamientos y creencias para erradicar desde nuestro propio mando los sesgos que permiten que siga existiendo la cultura de la violación; es omnipresente, pero no inevitable, a menos que permanezcamos en silencio.
Hoy en día, la urgencia de que todos los países se unan, para cumplir la promesa de las naciones unidas, nunca ha sido mayor. Es primordial que todas las entidades del sector público y privado, así como la sociedad en general, unamos esfuerzos para alcanzar el cumplimiento de estos objetivos y construir un mundo mejor.
Vale la pena tener presente que las niñas son poderosos agentes de cambio que crean conciencia, se apoyan mutuamente, ayudan a las comunidades vulnerables, exigen cambios y sugieren soluciones para lograr justicia social, más equidad e igualdad en todo el mundo.