En este momento menos porque sabemos de sobra que el gobierno nacional detesta a la costa caribe y sus mandatarios, por razones que todo el mundo conoce pero jamás se acuerda de los padecimientos de la gran mayoría de la población que casi siempre tiene que dejar de comer unos días para pagar el recibo mensual de la dañada energía.
El que quiere infringir una regla lo hace fácilmente porque tiene la seguridad de que no lo van a castigar. Y en la práctica está probado que no hay nada más eficiente para estas infracciones que aparezca la Policía, reprenda al conductor e imponga el respectivo comparendo. Así de sencillo.
En materia económica sencillamente el país está quebrado. No hay fondos para nada y la situación fiscal es catastrófica con reservas y mucho temor de las entidades internacionales que prestan el dinero.
Estamos acabando con Colombia a punta de odios, de incendios conceptuales. Somos unos incivilizados que no aprendemos de la historia y vamos hacia el caos. Protestemos lo que no nos gusta, lo que no aceptamos por alguna razón, pero con criminal criterio.
Pero así hoy viven más de cien candidatos de los cuales la mayoría no saben para dónde dirigirse. Y lo que tienen como resultado es fortalecer el caos, el insulto, los odios y las calumnias. Afortunadamente se asoman los primeros intentos de unión de la llamada centro derecha reuniones de los líderes, fortalecimiento de los principios de lógica política para sacar de este infierno al país y unir el futuro hacia la realidad del siglo presente.
Es un tema de costumbres y quizá en algunos casos de manejo práctico y rápido de hábitos aparentemente inhumanos atascados en la rapidez y la velocidad de la cual se victimiza el hombre hoy por andar a las carreras.
María Corina ha dedicado su vida a apoyar a su pueblo y ha sacrificado su libertad, su seguridad y hasta su salud para internarse en la reconquista de las libertades civiles y políticas como lo merece su país.
Hace pocos días un amigo nuestro muy conocido en el barrio Boston de esta ciudad a las cuatro de la tarde iba caminando por un andén con su hijo de once años conversando tranquilos cuando observaron que de frente a ellos se avecinaba dentro de la acera a mayor velocidad un motociclista que al verlos no disminuyó su tráfico de modo que alcanzó a rozar el hombro del niño que intentaba dialogar con su padre algo distraído.
Colombia pensante no entiende que pretende y por qué, Petro quiere enemistar nuestro país con los EE. UU. Las relaciones por 200 años han sido óptimas y se ha demostrado por parte de los norteamericanos oficialmente y sociológicamente una cercanía amigable con nuestro país y los colombianos.
Hoy en día cualquier persona las encuentra en una esquina. ¿Antes eran importadas únicamente por el gobierno, Ejército o Policía, hoy por quiénes? La escueta verdad es que no las importan legalmente y entran de contrabando a montones, camufladas de mil maneras listas para la venta con sus municiones.