Cinco años han transcurrido desde la confirmación del primer caso de covid-19 en Colombia y varias lecciones se han aprendido a raíz de este episodio que ha dejado más de 6 millones de casos y 143 mil muertes.
Johnattan García Ruiz, un destacado científico con experiencia en salud global, políticas públicas y derecho, sostuvo que la pandemia dejó una serie de aprendizajes que han permitido el fortalecimiento del sector sanitario tanto en Colombia como a nivel mundial.
En diálogo con EL HERALDO, García Ruiz –quien cuenta con un MBA de la Universidad de Oxford y una Maestría en Salud Pública de Harvard University– también se refirió a la necesidad de un trabajo articulado entre los países de Latinoamérica para sortear dificultades a nivel sanitario en el corto y mediano plazo.
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Es de anotar que García se desempeña actualmente como asociado del departamento de Salud Global y Población de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, así como docente de las universidades de Los Andes y del Rosario.
¿Cómo describiría el impacto general del covid-19 en Colombia desde su inicio hasta ahora?
La pandemia tuvo impactos de corto, mediano y largo plazo. Los de corto fueron todos aquellos que vivimos y que conocemos bien, pero los demás son más sutiles. El famoso seudocientífico Rodolfo Llinás decía alguna vez en una entrevista durante la pandemia que se nos olvidaría todo en un par de años y creo que eso está ocurriendo.
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El impacto hoy no lo vemos tan fácilmente, pero sabemos que el sistema de salud se sigue recuperando del retraso en procedimientos que se vieron aplazados, así como de diagnósticos que no se pudieron hacer durante esa etapa crítica. Probablemente tendremos más consecuencias de largo plazo que iremos identificando con el tiempo.
¿Cuáles fueron los principales aciertos y errores en la respuesta del país a la pandemia?
El país respondió bien ante un evento tan crítico a nivel global. Muchos de los problemas que enfrentamos eran inescapables y cada país se enfrentó a esa emergencia con las herramientas que tenía a disposición.
Todas las medidas fueron acertadas, aunque hayan tenido sus debilidades. Las cuarentenas fueron impopulares, pero al menos eran la única forma de reducir el contagio. Fue un buen acierto la rápida expansión de unidades de cuidado intensivo y la vacunación en etapas funcionó muy bien.
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Algo que pudo ser mucho mejor fue el diagnóstico de los casos. Desafortunadamente muchos colombianos se hacían las pruebas de covid y recibían los resultados una o dos semanas después, cuando lo importante era tener esa información en pocos días para así reducir el riesgo de contagio. En este frente creo que fallamos. Otras medidas como lavar los tapetes o las llantas de los carros fueron inútiles, pero lo fueron también por el desconocimiento y la angustia del momento.
¿Qué tan efectiva fue la estrategia de vacunación en Colombia? ¿Qué se pudo haber hecho mejor?
En mi opinión, Colombia hizo un muy buen trabajo en la negociación, adquisición y aplicación de las vacunas. El país compró a varios laboratorios, diseñó un plan por etapas para la aplicación de las vacunas que priorizó a diferentes grupos vulnerables y en todo el país se lograron aplicar rápidamente. Tal vez en lo que nos quedamos cortos fue en las aplicaciones de las dosis de refuerzo. Allí la estrategia perdió fuerza, tanto que en 2024 se perdieron más de un millón de dosis que se vencieron en bodegas.
¿Cómo ha evolucionado la percepción de la vacunación entre los colombianos desde 2020?
Muchos colombianos fueron víctimas de la desinformación malintencionada durante la pandemia y eso hizo que en su momento muchas personas tuvieran dudas al momento de aceptar ser vacunados contra el covid. Esto fue un fenómeno global. Por redes sociales se divulgaron mitos y teorías de conspiración frente a la seguridad de las vacunas. Afortunadamente esto no afectó a la mayoría y fueron más los que recibieron la vacuna con alegría.
Colombia ha sido históricamente un país que confía en las vacunas, con algunas excepciones como el episodio de la vacuna del VPH, en donde estamos recuperando paso a paso la confianza. Las vacunas salvan vidas. Eso es un hecho y la mayoría lo sabe.
¿Qué variantes del virus siguen circulando en Colombia y cuál es su impacto actual?
No cuento con información al respecto.
¿El covid-19 sigue representando una amenaza o se ha convertido en una enfermedad endémica manejable?
Afortunadamente no hemos tenido alertas sobre un nuevo riesgo que pueda representar el covid-19 para nuestra salud a nivel poblacional. La vacunación masiva ha logrado un importante efecto protector. Hubiera sido ideal mantener una campaña de refuerzo en población vulnerable, especialmente porque ya habíamos adquirido muchas vacunas, pero por el momento todo apunta a que el covid-19 no volverá a ser un problema de salud pública de las proporciones que conocimos.
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¿Qué lecciones dejó la pandemia para la salud pública en Colombia? ¿Considera que el país está mejor preparado para futuras pandemias?
Las lecciones son para Colombia y el mundo. Para mí la mayor lección es la necesidad apremiante de trabajar en conjunto. Latinoamérica en especial respondió completamente por separado. Cada país por su lado. Una respuesta regional podría habernos ayudado a negociar y comprar vacunas en mejores condiciones o a intercambiar tecnologías.
Es casi imposible que absolutamente los países desarrollen capacidades de producción de vacunas y medicamentos. Por eso la cooperación es muy importante. Hoy el país estará mejor preparado porque nuestra generación tiene esa experiencia, pero no creo que vaya a ser suficiente. Como vimos, mucho de la respuesta a la pandemia depende de cosas más allá de asuntos del sistema de salud.
La pobreza y desigualdades juegan un papel esencial en nuestra vulnerabilidad ante emergencias de salud global como una pandemia. Superar esas brechas sociales es fundamental para responder mejor a una nueva pandemia.