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Salir de sus resguardos en la Serranía del Perijá, entre el departamento del Cesar y los límites con Venezuela con el fin de buscar garantías mínimas para vivir no ha sido fácil para los indígenas de la etnia Yukpa que, desde hace más de dos meses, deambulan por las calles de Barranquilla y algunos municipios del área metropolitana.

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Los parques o espacios abiertos se han convertido en su lugar de vivir, tal es el caso de Dionisio Romero, quien llegó en compañía de su mujer – en estado de embarazo –, sus tres hijos y cinco familias más. Su nuevo 'resguardo' está situado en una de las orejas del puente de Murillo con Circunvalar, en Soledad.

En medio de improvisados cambuches se resguardan del sol y en las noches, del frío. Las sillas para poder descansar son unos baldes, se bañan al aire libre y para hacer sus necesidades fisiológicas deben ingeniárselas, pues no cuentan con un espacio para hacerlo.