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Un derroche de tradiciones y folclor arropó la Vía 40 este domingo en el desarrollo de la Gran Parada de Tradición, evento en el que fueron protagonistas las danzas ancestrales y los ritmos autóctonos.

El cumbiódromo volvió a ser testigo de las distintas puestas en escena que prometían ser la sensación de la tarde en Barranquilla.

En las inmediaciones de la Vía 40 se escuchaba reiteradamente: 'vendo palco, compro palco' y con boleta en mano, los vendedores invitaban a presenciar el evento.

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Sombreros, alimentos, mochilas y demás elementos esenciales para vivir ‘con toda’ la continuación de las festividades, demuestran que el regreso del Carnaval fue un factor contribuyente a la reactivación económica de la ciudad.

El típico ‘rebusque’ no podía estar ausente en cada rincón que congrega a un ciudadano, visitante o turista que desee volcarse a las manifestaciones artísticas que más predominan en el país.

Sin importar el inclemente sol que se asentó en ‘La Arenosa’ en el inicio de la jornada vespertina, los asistentes anhelaban con furor observar el tradicional recorrido.

El calor humano abrazó a los visitantes procedentes de varios rincones del mundo, que encuentran en Barranquilla un destino ideal para su entretenimiento.

El Carnaval de Barranquilla, evento anhelado los 365 días del año, revivió con la reina Valeria Charris, que lució un vestuario que evocó el significado de renacer de las cenizas.

La soberana descrestó a los asistentes en unas imponentes plumas, los colores de su vestido: el dorado, cobre, plata, rojo, naranja y amarillo, lo mismo que una pedrería que fue producto de la creación del diseñador Alfredo Barraza y que tituló ‘El Renacer del Carnaval’.

Fue un conjunto de sentimientos que se expandieron en el aire y que fueron palpados por cada uno de los presentes.

Decenas de aplausos acompañaron a los grupos folclóricos que lucieron sus mejores galas y mostraron por qué el Carnaval de Barranquilla es la mejor fiesta del país.