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Por: Elsa Noguera

Todos los 7 de diciembre encendemos velitas a la Virgen María en cada rincón de Colombia. En Barranquilla y el Atlántico, esta fecha tiene una importancia especial, y hoy, como siempre desde que era niña, encenderé una luz que tendrá un significado mucho más profundo.

La luz que enciendo hoy, ilumina este año oscuro y difícil en el que miles de familias han atravesado momentos dolorosos por cuenta de un virus del que aún tenemos mucho que aprender y con el que, seguramente, conviviremos un tiempo más.

Sin embargo, también creo que fue un año de valiosas lecciones, que demostró cómo la fortaleza y la alegría que caracterizan a nuestra gente del Caribe, nos ayudan siempre a salir adelante.

Hoy enciendo una luz agradeciendo el esfuerzo de todos al enfrentar el coronavirus. Nadie puede superar solo una crisis de esta magnitud. Por eso, desde el primer día, hicimos equipo con nuestra gente, con el gobierno nacional y con los alcaldes municipales pues entendimos que no era tiempo de pulsos, sino de cuidar a nuestros ciudadanos, familiares y amigos.

También enciendo una luz por nuestro equipo médico y nuestros laboratorios departamentales, quienes duplicaron sus esfuerzos para atender la emergencia y hoy son ejemplo a nivel nacional en capacidad diagnóstica y cuidados intensivos.

Enciendo una luz por nuestros trabajadores de la construcción, quienes en la primera fase de esta crisis entendieron que la ejecución lo es todo y salva vidas. Gracias a esos 100 obreros que trabajando día y noche, nos ayudaron a convertir 12.600 metros cuadrados de infraestructura hospitalaria abandonada en un Centro Especializado para la atención del Covid19, en tan solo 60 días.

Enciendo una luz por los campesinos del Atlántico, afectados no sólo por el Covid, sino por las inclementes lluvias. Son ejemplo de fortaleza porque a pesar de la tormenta, se levantaron y hoy son beneficiarios de una gran revolución agroindustrial en marcha que garantiza el acceso al agua, a mecanismos de financiación y asistencia técnica.

No puede faltar una luz por nuestros adultos mayores, a quienes atendimos oportunamente en medio de la crisis. Gracias a una alianza entre los hospitales y la empresa privada, dotamos de herramientas a las ESE municipales, las cuales hoy hacen seguimiento, identifican a tiempo necesidades de hospitalización y evitan que nuestros abuelos lleguen tarde a Urgencias, cuando sus pulmones están muy afectados y ya no pueden respirar.

Enciendo una luz por todos los atlanticenses que vieron golpeados sus ingresos al quedarse en casa. Para ellos diseñamos una estrategia de reactivación con la que estamos creando 100 mil empleos y seremos ejemplo de recuperación económica en el país.

Y por último, quiero invitarlos a todos a encender su propia luz y continuar llenos de esperanza. Después de un año tan difícil, agradezcamos por nuestras familias, por abrazarnos, por el privilegio de un hogar y de la comida sobre la mesa. Demos gracias por la alegría de haber nacido en el Atlántico.

 Feliz día de las velitas.

*Gobernadora del Atlántico.