Una inusual temporada de huracanes se ha vivido durante este 2020 en el Atlántico. El pasado fin de semana, los embates de Iota –el ciclón tropical número 31 de esta temporada– se sintieron con fuerza en la costa Caribe colombiana.
Intensas lluvias e inundaciones fueron algunas de las emergencias que el fenómeno natural causó en ciudades como Barranquilla y Cartagena. En Providencia, por su parte, este huracán de categoría 5 dejó una estela de destrucción en más del 98% de su infraestructura.
Tan solo unos días antes, el Caribe colombiano también 'estuvo en jaque' por el paso del huracán Eta, un fenómeno natural que si bien no causó mayores estragos sí tuvo incidencia en el incremento de las lluvias en plena segunda ola invernal del año.
Para la Agencia para la Atmósfera y el Océano de los Estados Unidos (NOAA), el Caribe colombiano – exceptuando el área de la Isla de San Andrés y Providencia– es una zona con baja formación y desarrollo de tormentas tropicales, aun cuando dicha tendencia ha tenido un incremento en las décadas recientes.
Según los registros del Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas de la Dirección General Marítima (Dimar), alrededor de 57 tormentas han cruzado las aguas territoriales colombianas en los últimos 100 años.
Iota, por ejemplo, fue el primer huracán de categoría cinco que hizo tránsito por el país. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), su ojo estuvo a 18 kilómetros de distancia de Providencia, en comparación con Matthew, que estuvo a más de 120 kilómetros de Punta Gallinas (La Guajira).
Uno de los eventos ciclónicos más recordados en el país corresponde a Joan, un huracán de categoría 4 que en 1998 dejó más de 20 mil personas damnificadas en La Guajira, Bolívar, Magdalena, Atlántico y San Andrés.
Cabe recordar que Irene (1971), Bret (1993) y Beta (2005) han sido otros de los huracanes que han tenido un grado de afectación sobre el territorio colombiano en los últimos años.