París y el Instituto Cervantes estrenaron ayer una nueva ruta cultural, dedicada al escritor Julio Cortázar, uno de los insignes latinoamericanos que más tiempo residió en la ciudad, donde murió en 1984 y donde su sepultura es lugar de peregrinaje y punto en el que finaliza el recorrido.
'Su tumba es la más visitada o más obsequiada en el cementerio de Montparnasse', donde también reposan'el gran César Vallejo o el inmortal Baudelaire', subraya Carles Álvarez Garriga, autor de la ruta y editor de Córtazar de la A a la Z (2014), junto con Aurora Bernárdez, primera esposa y albacea literaria del escritor.
De ahí que el último punto del recorrido sea el 'ineludible cementerio' donde fue enterrado junto a su segunda esposa, Carol Dunlop, explica a Efe el también editor de Papeles Inesperados (2009) y Cartas a los Jonquieres (2010).
Después de Unamuno, Buñuel, Carlos Fuentes, Jorge Edwards, Vargas Llosa o Frida Kahlo, la de Córtazar es la decimoséptima ruta lanzada por el Instituto Cervantes de París.
Con ella conmemora el 30 aniversario de su muerte, el 12 de mayo de 1984, un año después de celebrar el 50 aniversario de la publicación de Rayuela, con la creación de una ruta homónima.
En Montparnasse, ante la lápida decorada con la imagen de un cronopio a Cortázar 'se le rinde culto, la gente deja cigarrillos, billetes de metro, flores, cartas...', resalta Álvarez Garriga.
'El paseo por la veintena de sitios del mundo cortaziano incluidos en la página web de las Rutas Cervantes comienza en su última vivienda, en el número 4 de la rue Martel del distrito X de París, en la orilla derecha del Sena.
Allí donde el escritor se sintió feliz tras haber vivido con Dunlop en un exiguo apartamento, según escribía a su madre en enero de 1980.
Cronológicamente, el recorrido debuta 'Fuera de Ruta', en la Casa Argentina de la Ciudad Universitaria, en cuya habitación número 40 Cortázar pasó sus primeros meses en París.
Antes, en 1950 había realizado un viaje de turismo muy breve, 'en el que apenas pasó una semana en París', pero al año siguiente volvió para instalarse definitivamente, gracias a una beca del Gobierno francés, recuerda el editor.
Esta ruta 'tiene dos vertientes', subraya, la primera con 'los lugares que fueron muy importantes para él', como la Biblioteca del Arsenal, donde paso muchas horas de estudio y lectura, y que fue 'el último lugar que quiso visitar en vida'. Lamentablemente estaba 'muy enfermo, no hay ascensor y no pudo subir las escaleras', pero Aurora Bernárdez y su gran amigo y crítico Saúl Yurkievich la visitaron por él y le tranquilizaron diciéndole que todo seguía 'igual', comenta Álvarez Garriga.
En la ruta se intentó combinar lugares que tienen trascendencia en su literatura y en lo personal, como el Pont des Arts, muy importante en Rayuela, el restaurante Polidor, o la casa de la plaza del General Beuret donde vivió del año 60 al 68. Efe