En el día del trabajador los profesionales de la belleza en Colombia coinciden en que no tienen mucho que celebrar. Y es que desde que fue decretada la cuarentena, peluqueros, manicuristas, maquilladores, barberos y hasta cosmetólogas se han visto obligados a suspender sus servicios, situación que les ha generado pérdidas, que a su vez repercuten en la escasez de ingresos, incluso para cubrir sus gastos básicos.
Historias
El venezolano Michell Uzcátegui, que reside en Barranquilla hace dos años, asegura que cada vez que el reloj marcaba las 8:00 a.m. se encontraba en el local, listo para empezar su jornada laboral como barbero. Hoy día esa realidad es sólo un recuerdo. El aislamiento preventivo — manifiesta— lo ha privado de sus ingresos, pues el dinero que llegaba a sus manos siempre estaba sujeto a lo que producía en el día.
'Mi empleo me permitía llevar el sustento a mi familia, así que en cuanto a lo económico el escenario no es muy alentador. Eso sí, por fortuna tengo clientes que son amigos míos, que atiendo por lo general en mi casa, obviamente con todas las medidas de seguridad. La cantidad de dinero que recibo no es la misma, pero me permite solventar un poco la situación'.
Isaac Ojeda, que cuenta con 21 años en la industria de la peluquería, da a conocer que la pandemia le ha dejado muchas pérdidas. Dice que es hijo cabeza de hogar, que tiene a su cargo a su madre, una persona adulta mayor, y a su hermana, que es estudiante.
'Prácticamente mi salario estaba destinado a la manutención de mi hogar (...) el coronavirus ha afectado mi labor en un 100%, pues provocó el cierre del lugar donde me desempeñaba como estilista, lo que ha debilitado mi músculo financiero. Yo tengo claro que no puedo dejarlas morir, así que me he visto obligado a empeñar algunos electrodomésticos de la casa'.
La asesora de imagen y manicurista Ana Charris también hace parte de la lista de afectados. Explica que gran parte de lo devengado en sus labores lo direccionaba a su hogar, conformado por ella y sus dos hijos.
'Ya llevo un mes y ocho días sin generar ingresos porque me encuentro en casa, respetando la decisión de nuestras autoridades, que de cierta forma nos han negado la oportunidad de ejercer hasta en la prestación del servicio a domicilio'.
Señala que a la fecha ha podido subsistir gracias a unos ahorros que tenía, al aporte generoso de algunos familiares y a la prestación de sus servicios a unos pocos vecinos de su conjunto residencial.
Ana hace un llamado a las autoridades nacionales y locales, y dice que así como ella hay muchos profesionales de la belleza que se sienten desamparados porque a la fecha no han recibido ningún espaldarazo económico que los sustente.
Steffy De la Rosa tampoco ha estado exenta. Ella trabaja hace seis años como maquilladora profesional y su empleo ha sido fundamental para solventar sus necesidades. Empero, reconoce que se ha visto afectada a causa de la crisis, pues su clientela ha mostrado cierto temor a la hora de recurrir a sus servicios. Aun así no ha bajado la guardia, ella se ha puesto a la tarea de buscar el medio para sobrevivir.
'Me he dedicado a implementar talleres y asesorías virtuales, así como he recurrido a la venta de cosméticos, a través de las redes sociales. Creo que estoy en el proceso de reinventarme, de hacer cosas nuevas con la ayuda de Instagram', explica la barranquillera de 32 años.
A su vez, otro caso puntual es el de la cesarense Carmen Guerra, que es cosmetóloga y que cuenta con un centro médico estético que se vio obligada a cerrar.
'Yo contaba con 17 empleados y de momento todos nos encontramos en casa. Sé que la situación es muy difícil, en especial para ellos porque vivían de su trabajo. Gracias a Dios yo tenía guardados algunos ahorros, así que he podido sobrevivir (...) mi compromiso, cuando volvamos al ruedo, es ofrecerle a nuestra clientela muchas ofertas, dando garantía al cumplimiento de los requisitos de bioseguridad porque la mejor vacuna siempre será la protección'.
Una ‘luz’
El director de L’Oreal Colombia, Alberto Mario Rincón, establece que antes de la cuarentena el sector de las peluquerías reportaba un crecimiento de 8% a 9%.
'Con todos los establecimientos cerrados ese crecimiento se paró porque no hay manera de prestar el servicio o de lograr ventas en el sector, pero hay quienes se están reinventando. Ahora bien, nosotros como socios de muchos salones los estamos ayudando a congelar sus deudas, y a capacitarlos en temas de bioseguridad y de comercialización de servicios y productos, a través de las redes sociales'.
Rincón también asegura que en alianza con Fenalco han enviado al Ministerio de Salud una recomendación de protocolos de bioseguridad para el sector, basado en buenas prácticas de otros países y del mismo ministerio, con el fin de que los salones de belleza vuelvan a abrir.
'Estamos a la expectativa de que el gobierno decrete dicho protocolo. En esta ocasión aunamos fuerzas para visibilizar la problemática económica y social que tienen, pues se debe tener en cuenta que son muchas las familias que se están viendo afectadas porque no cuentan con una agremiación'.