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Ver a una mujer llevar en su cabeza un turbante se ha convertido pan de cada día. Esta prenda se ha convertido en una gran amiga de la mujer contemporánea que ya no teme al qué dirán ni a romper los patrones de estilo predispuestos por la sociedad.

Mónica Escobar, más conocida como Kymoni, se ha encargado por medio de las plataformas digitales de darle relevancia al uso de esta prenda. Tal vez su apariencia asiática puede llevar a pensar que Mónica inspira sus diseños en dicho continente, pero la realidad es que esta caleña radicada en Barranquilla tiene a su musa en el Caribe.

'Los colores del Caribe, de cada pueblo y de cada ciudad le dan vida a los diseños de los turbantes. Se podría decir que cada población es un color', expresa la diseñadora de turbantes.

Ella misma los usa, para Mónica significa un renacer. 'Yo sufrí de helicobacter pylori con riesgo de cáncer y me empezaron un tratamiento agresivo con antibióticos, pero esto ocasionó que se me cayera el cabello en grado de desnutrición'.

Tuvo que hacerse un corte diferente y por medio de los turbantes buscó marcar un estilo diferente y así continuó una relación permanente con este accesorio.

Años más tarde, superada su crisis de salud, quedó embarazada y encontró nuevamente en los turbantes un aliado para hacer su vida mucho más práctica.

'Ya con un hijo y el corre-corre del día a día no tenía tiempo de arreglar mi cabello', confiesa. Recuerda que tenía que estar en las mañanas dedicada a su pequeño, en las tardes asistir a dictar alguna clase y en las noches estar presente en algún evento, pero eso sí, siempre pendiente a verse bien.