Dilan* en el jardín infantil era más grande que los otros niños. A sus tres años parecía de seis, con la fuerza de un pequeño de cuarto de primaria por su complexión corpulenta —y casi obesa—. Para él era sencillo quitarle la merienda a sus compañeritos, morderlos y golpearlos.
A los padres de Dilan les causaba gracia que su hijo fuera 'tan tremendo' y no se dejara de nadie, porque para ellos en el mundo solo sobreviven los más fuertes. Le inculcaron como uno de los pilares de su crianza el popular refrán que dice que 'el vivo vive del bobo'.
Los años pasaron y entró al bachillerato. Allí se juntó con amigos, que como él, se divertían 'montándosela a la gente'. Un día, a uno de sus cómplices se le fue la mano y causó una herida en la cabeza a un compañero. Le cogieron puntos. En ese momento, al ver la sangre, Dilan comprendió que lo que hacía no era un juego. Era algo serio.
Un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) titulado ‘Detrás de los números: poner fin a la violencia y el acoso escolares’, fue publicado en el Foro Mundial de Educación de Londres, celebrado en 2019.
La entidad reveló que un tercio de los niños sufre de acoso en la escuela, según los datos recopilados en 144 países.
El análisis señala que uno de cada tres estudiantes (un 32%) ha sido intimidado por sus compañeros y una proporción similar ha sufrido violencia física.
La semana pasada un estremecedor video se hizo viral luego de que un niño de nueve años pidiera a alguien que lo matara por el bullying que sufría en la escuela por haber nacido con enanismo.
Quaden Bayles, el niño australiano grabado por su madre tras recogerlo del colegio, le decía: 'Dame una soga, ma, me quiero matar'.
Yarraka Bayles, su progenitora, dijo en la misma grabación: 'Esto es lo que hace el acoso escolar, así que, por favor, ¿pueden educar a sus hijos, a sus familias, a sus amigos?'.
El video de Facebook despertó la solidaridad de los internautas
Vea aquí: En video| 'Que alguien me mate': dolorosas palabras de un niño con enanismo que sufre por bullying
Más de 20 millones de reproducciones después, llegó a celebridades como Hugh Jackman y el basquetbolista Enes Kanter y en GoFundMe fueron recolectados USD 440.000 para un viaje a Disneylandia de Quaden y su madre.
No obstante, la intimidación y el matoneo en las aulas no siempre tienen finales felices.
En Bogotá, una menor de 13 años permanece hospitalizada al recibir una brutal golpiza de sus compañeras de escuela.
Según los más recientes datos de la Encuesta Nacional de Salud Escolar, uno de cada cinco estudiantes reportó haber sufrido agresiones físicas o ser víctima de acoso escolar en el país.
La encuesta también pone de manifiesto que los principales motivos para la intimidación se da por burlas físicas y sexuales.
Olga Hoyos, doctora en Psicología, docente e investigadora de la Universidad del Norte, explica que cuando se da un caso de bullying lo sufre un grupo, y en ese sentido hay consecuencias para la víctima directa, el agresor, el que anima al agresor, el que ayuda al agresor y para los testigos, ya sean de los que intervienen para parar la situación, para celebrarla, o para los que no dicen ni hacen nada.
'Las consecuencias son para todos y en últimas todos los implicados son víctimas'.
José Fernando Mejía, director de Aulas de Paz de Redpapaz, explica que lo primero que hay que tener presente es que el bullying es un tipo de agresión específica.
'La gente lo confunde con un golpe o una burla y no es así. Para qué exista el bullying deben darse unas condiciones . Debe ser sistemático, repetido y debe presentarse por un desbalance de poder', agregó.
Qué hacer ante el ‘bullying’
Hoyos señala que lo principal es que los padres animen al niño a hablar de la situación.
'Los padres debemos invitarle al niño a romper la ley del silencio, a conversar en el colegio y a trabajar las situaciones desde acciones conjuntas con la institución. En ningún caso los padres deben enfrentar a los niños agresores de manera directa. En esta situación, todos en alguna medida están enfrentando un problema. La intervención directa de los padres cargada de toda la emoción que genera saber que su hijo es víctima puede ser contraproducente.En caso de que el padre no sepa cómo afrontar la situación debe buscar ayuda profesional. Si un padre descubre que su hijo es agresor debe hablar del tema directamente y plantear las condiciones del hogar, decirle: ‘en esta casa no permitimos la violencia, no estamos de acuerdo con el comportamiento’. No se juzga al sujeto sino la conducta. Del mismo modo se proponen vías de acción y se trabaja conjuntamente desde el colegio', manifestó.
Mejía, por su parte, recomienda que los padres actúen ante cualquier sospecha. El primer paso es comunicarse directamente con el colegio.
'Es mejor evitar comunicarse con los otros papás, pero de inmediato los padres deben entablar comunicación con la escuela. Estar atentos a señales de sus hijos como qué lleguen con las cosas dañadas, que no quieran ir al colegio, que estén tristes, que no tengan amigos, que lo dejen por fuera de todo, que pida dinero, que cambie hábitos de alimentación y de sueño', especificó.
Mejía explica que en las situaciones de acoso escolar los niños siempre están involucrados, bien sea por que son víctimas, agresores o son los observadores.
'En los estudios que hemos realizado hemos evidenciado que los que tienen más poder para terminar las situaciones de bullying son los testigos. Por eso, el mensaje más importante que queremos brindar es que los papás dialoguen con sus hijos, indaguen si hay alguien en el curso que esté solo, al que se la monten todo el tiempo, que no encaje bien. Después pueden preguntar cómo creen que se siente esa persona y qué pueden hacer para hacerla sentir mejor', manifiesta Mejía, quien trabaja en la campaña de Redpapaz ‘Valientes contra el ‘bullying’.
Para Hoyos, los padres de niños que no son agresores o víctimas directas deben instarlos también a hablar del tema para que den a conocer lo que está ocurriendo.
'Es importante trabajar la idea del sapo e inculcarles que no se es sapo cuando se está cuidando el bienestar de uno mismo y de los demás. Se trata de cuidar la vida de uno mismo y de los compañeros, por eso hay que ayudar a derribar la idea de que denunciar es ser sapo'.
Hoy, a sus 25 años, Dilan, estudiante de Ingeniería de Sistemas, confiesa que en su infancia su falta de empatía fue alimentada por la crianza en casa. Piensa que su historia en la escuela habría sido diferente de haber aprendido antes a ponerse en los zapatos del otro. 'Es una lección de vida que tendré para siempre, la de aprender a resolver problemas con respeto y tolerancia'. Dice pensando en sus antiguos compañeros el estudiante universitario, quien cita —sin saberlo— una conocida frase de la escritora y activista Eleanor Roosevelt: 'Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento'.
*Nombre cambiado a petición del entrevistado.