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En su Australia natal, cuando veía YouTube, acariciaba el sueño imposible de bailar en el mítico Ballet de la Ópera de París. Ahora, con apenas 19 años, Bianca es la estrella emergente de esta compañía donde una generación cosmopolita empieza a hacerse un nombre.

A diferencia del Royal Ballet de Londres o del American Ballet Theatre, la compañía de la Ópera no solía contratar a extranjeros. De los 154 artistas, solo 25 vienen de fuera de Francia.

Sin embargo, estos últimos años, nuevas caras extranjeras han entrado a las aulas de la jerarquizada compañía, a veces, incluso, sin pasar por la escuela que alimenta a su ballet, algo impensable no hace mucho tiempo.

Entre estas pioneras se encuentra la argentina Ludmila Pagliero, convertida en la primera estrella latinoamericana de la Ópera en 2012.

Durante su breve mandato entre 2015 y 2016, el exdirector de danza Benjamin Millepied, quien hizo su carrera en Estados Unidos, apostó por la diversidad de la compañía y contrató a bailarines extranjeros.

Una joven de 19 años llamada Bianca Scudamore, cuya precocidad le valió el apodo de ‘baby ballerina’, está a dos grados del máximo título. Bianca empezó a bailar a los tres años en su Brisbane natal (Australia) y empezó en el clásico con el método inglés de Royal Academy of Dance.

Pero su objetivo era París. 'Veía muchos vídeos del Ballet de la Ópera en YouTube', cuenta. A los 14 años, pasó una prueba para entrar a la escuela pese a las dudas de su profesora. 'Me dijo que los extranjeros casi nunca llegan a esta escuela y que no tendría ninguna posibilidad'.

Ganó la apuesta pero tuvo que adaptarse a la escuela francesa, la más antigua de las tradiciones. 'Los movimientos de pie son mucho más rápidos y difíciles y hay que tener cuidado con los hombros'.

La exigencia de los profesores, el alejamiento de su familia. Nada le hizo desistir. Al principio 'lloraba casi todas las noches, pero el ballet me ha mantenido motivada', dice.

Esta milenial, tiene 16.000 seguidores en Instagram y se sigue inspirando de YouTube. 'Pero no copio a nadie ya que la danza viene de dentro', concluye.