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Ángel Loochkart se encontró en el Hotel Tequendma de Bogotá a una mujer 'que parecía del siglo XVIII'. Ella, ataviada con joyas y ropajes, llamó la atención del artista que vio en esa 'señora rara' un objeto de inspiración. Siguiendo su instinto histriónico, Loochkartt sacó su libreta de apuntes y empezó a elaborar bocetos con la mujer como protagonista. Así nació Pepita, uno de sus personajes más emblemáticos a quien dedicó en 1963 la serie La Pepita.

Este artista, intrépido, sagaz, de corriente expresionista, decía ser un 'hombre de la noche'. Cuando salía la luna aparecía también su necesidad de explorar lo oculto, los entramados de una sociedad oscura que no podía apreciarse con la luz.

Sus obras, de una poderosa carga erótica, dotadas de composición y movimiento, retratan el microcosmos que se esconde en las tinieblas, donde reinan figuras complejas y concupiscentes.

Prostitutas, indigentes, transexuales, delincuentes, ángeles exterminadores y seres perversos, hicieron parte de su interés artístico; no obstante, al ser un artista tan prolífico, como lo describen conocedores de su obra, pintó también retratos, paisajes, murales y una extensa serie dedicada al Carnaval de Barranquilla.

El pintor barranquillero, considerado un maestro del color, falleció el pasado viernes a sus 86 años en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Marly de Bogotá, donde permanecía internado desde el pasado miércoles por problemas respiratorios.

Huella en Barranquilla

Loochkartt no se desligó nunca de su tierra natal. La ciudad en la que estudió inspiró parte de su obra y le dejó entrañables amistades.

Realizó sus estudios en la Escuela de Bellas de Artes de la Universidad del Atlántico, en dibujo, pintura, grabado, pintura paisajista, humanidades e historia del Arte. Según fuentes cercanas fue el primer hombre egresado de la facultad en Artes Plásticas.

En 1957, ingresó a la Academia de Bellas Artes de Roma especializándose en las técnicas de pintura muralista, de caballete y grabado. Parte de su carrera la desarrolló en Europa, un continente que recorrió llevando sus obras a importantes galerías. Sin embargo, nunca se alejó mucho tiempo de su terruño, pues como dicen algunos de sus más cercanos amigos, siempre que podía escaparse de sus compromisos en la capital, donde residía, 'volvía a la tierra de libres' en la que sus descendientes desembarcaron de un navío holandés en el siglo XIX, procedentes de Curazao.

'Desaparece una presencia muy fuerte del arte colombiano, pero deja un legado muy importante', manifestó el artista plástico y amigo Néstor Martínez.

'Fue uno de los grandes artistas del Caribe y de Colombia. Hace parte de la generación que vino después de Obregón. Era un maestro del color, de corriente neoexpresionista, su técnica Alla prima, que aprendió durante sus estudios en Roma, le llevaron a pintar sin dibujo previo, con vibrantes pinceladas de color aplicadas directamente sobre el lienzo. Era de los mejores coloristas del país, sus contrastes de complementarios iban en contravía de las teorías del color convencionales', agregó.

Álvaro Suescún, escritor e investigador cultural, fue el gestor de la biografía de Ángel Loochkartt.

Según este conocedor, el artista se dedicó durante su carrera a perfeccionar la corriente pictórica del expresionismo abstracto, que aprendió en Italia y desarrolló en Colombia.

'Empezó a pintar los manglares de Barranquilla cuando era profesor de la Universidad del Atlántico. Algunos cuadros de gran tamaño están en la escuela de Bellas Artes.

Durante una época trabajó fuertemente los retratos. Los paisajes de la costa los abordaba in situ.

Tiene cuadros de temáticas marinas, obras en Galerazamba, en la Laguna del Guájaro. Después se dedicó a hacer abstractos sobre murales porque estudió muralismo en Italia. Trabajó paredes, fragmentos de construcciones y espacios vitales', explicó Suescún, quien agrega que más adelante inició una larga serie, quizás, la más productiva de su carrera, sobre los congos y expresiones del Carnaval de Barranquilla.

'Tiene cumbiamberos, son de negro. Fue muy intrépido, llegó a hacer óleos con más de 50 personajes. Una multitud de disfraces porque él salía con Meira Delmar en la Batalla de Flores y se disfrazaban, de allí surgió esa temática. Es el pintor que más retrató el Carnaval', añadió.

Álvaro Bermejo, decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, dice que Loochkartt es uno de los referentes del arte en el Caribe, tal como lo es el maestro Alejandro Obregón.

'Lo conocí personalmente y era un muy buen ser humano. En el año 1999 fue declarado Egresado del Milenio, un reconocimiento muy especial con el que la Universidad homenajeó su talento en vida', dijo.