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Desde muy temprano la pólvora se escuchaba estallar en el cielo por una celebración que reúne cultura y religiosidad por igual: la fiesta de la Virgen del Carmen.

Al despuntar el alba, Libardo Aperador llegó a la Iglesia Nuestra Señora del Carmen con una compañera que 'le protege en los caminos'. Su 'fiel amiga', de un metro de alto, está en su familia desde hace varias generaciones; pero este es el primer año en que lleva esa escultura a la parroquia que tiene su nombre para recibir 'la bendición' el Día de la Virgen.

Yuli Álvarez armó un altar con la imagen de su patrona, como lo viene haciendo hace 13 años. Esta tradición que lleva arraigada en su ser, como ella misma lo define, nació cuando era muy pequeña y aprendió de su familia el valor cultural de esta fiesta.

'Vine a las 4:00 de la mañana para presenciar la alborada en honor a la virgen, luego la caravana. Llegamos en el carro para recibir la bendición de los vehículos y volvemos a la procesión de las 3:00 de la tarde en la que le traemos flores', dijo.

Una hilera de carros en la carrera 50 con calle 55 esperaba su turno sin los afanes que suelen tener los vehículos por el tráfico de la hora pico. No se escuchaban las bocinas, ni los gritos desesperados de los conductores; en cambio, sonaban canciones como Virgen del Carmen, de los Hermanos Zuleta o Volver a vivir, de Diomedes Díaz.

Gustavo Gutiérrez, un hombre que caminaba con un ramo de flores en las manos y usaba una camiseta de la Virgen del Carmen entonaba la estrofa 'y así soy un hombre sin preocupación... porque es la virgen de mi devoción'. Al entrar a la parroquia dejó en el altar su 'ofrenda' floral.

La jornada se inició a las 4:00 a.m., con una caravana y a las 5:00 sonaron las campanas como aviso de que había llegado, una vez más, la efeméride de la patrona de los conductores pescadores y navegantes.

Según la fe católica, la virgen María se le apareció a San Simón Stock, superior de la orden de los carmelitas el 16 de julio de 1251.

A las 5:15 a.m., se realizó el rosario, después las eucaristías oficiadas por el párroco Rubén Darío Cuervo, el padre Daniel Omar Sarria y el vicario Fray Félix Bohórquez, y de inmediato tuvo lugar sobre la carrera 50, frente al templo, la bendición de los carros y de los conductores.

Cultura y rebusque

José Joaquín Gómez, de 66 años, vende café, tinto y aromáticas en el sector del barrio El Prado desde hace 15 años. Este trabajador asegura que Semana Santa, Navidad y el Día de la Virgen del Carmen son muy movidos para las ventas de sus productos. En estas fechas,ubica su puesto en las afueras de la Iglesia del Carmen.

Lo mismo opina Leonardo Hernández, de 38 años, vendedor de artículos religiosos, quien trabaja en la Catedral y en la Iglesia del Carmen. Para él, un día como hoy, las velas, imágenes, escapularios y estampitas son su principal fuente de ingreso.

'La gente tiene todavía mucho fervor por la virgen. Algunos celebran por fiesta y cultura y otros por religiosidad. Lo cierto es que esta es una fecha importante para el Caribe', dijo el vendedor.

Por su parte, Estefan Peña, espera salir temprano del trabajo para tomarse 'unas cervecitas y poner música en su casa'.

'Esta es una fecha cultural. En mi casa tenemos la costumbre de celebrar en familia, ya no lanzamos pólvora porque está prohibida, pero siempre nos unimos alrededor de la Virgen del Carmen y las canciones de el Cacique'.

En contraste, Madinson Arteta lleva ocho años 'pagando una manda' por la salud de su esposa.

Este conductor prometió encomendarse a la Virgen del Carmen para que mejorara la salud de la madre de sus hijos, quien padece una enfermedad crónica.

'Venir en su día, traerle flores, ir a la procesión y rezarle es para mi una cuestión de fe. Sigo esperando el milagro de la virgencita'.