Mientras la banda de Jean Mazzilli sonaba la gente se sentaba en los pocos puestos disponibles que quedaban en las graderías del Gran Malecón Puerta de Oro. La jornada apenas arrancaba, eran la 5 de la tarde pasadas y una canción, con ese no sé qué que identifica el rock barranquillero, atrapaba la atención de los presentes en el inicio de La Fiesta de la Música en la capital del Atlántico.
A decir verdad, 10 escenarios más conformaban el menú de la celebración que incluía hip hop, electrónica, champeta fusionada, clásica, baladas, karaoke, tunas, vallenato y cumbia, entre otros géneros.
En el Gran Malecón cuatro escenarios reunían un ‘sancocho’ sonoro que ancianos, jóvenes, bebés, músicos, patinadores, vendedores de agua de coco y hasta mascotas deleitaban con sorpresa.
'Es un espacio necesario, en Barranquilla hay mucho talento. Aquí vengo, escucho música y paseo a mi perro', dijo Andrés Cruz, que caminaba con Raknar a un lado del río Magdalena.
Después de Mazzilli se subió a la tarima el grupo 9 y 10, que con algunos 'problemillas' técnicos logró transmitir su interesante propuesta sonora que mezcla champeta, soukous y dancehall. Cuatro canciones después el turno fue para Karnivale y su sabor caribe distorsionado intencionalmente por la guitarra eléctrica, el bajo y la batería.
Metros más adelante, en el Gran Malecón, la gente espontáneamente se le medía a tomar el micrófono y enfrentarse al público. Allí el talento también se hizo presente.
Por último, el hip hop apenas arrancaba al cierre de esta edición. Las rimas de Eminentes, compuesto por Dánaiq, Wardog, Kael y Alternativo criticaban al sistema con su canción La maldita respuesta.