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Si alguna vez se ha tomado fotos o ha grabado un video erótico, seguramente tendrá la preocupación latente de que ese material algún día se divulgue.

Es posible que las historias de conocidos, amigos y hasta famosos que se han vuelto virales en internet teniendo sexo aterren a más de uno, siendo el bulliying, la discriminación y el cotilleo que se producen, las mayores afrentas a la privacidad e integridad.

Caso Iveco. Se conoció ayer que en España una mujer se quitó la vida luego de que se difundiera sin su autorización un video sexual grabado hace cinco años.

La mujer era empleada en la planta de Iveco del distrito San Blas-Canillejas y una gran parte de sus compañeros de trabajo tuvieron acceso al video a través de una aplicación de mensajería instantánea. Verónica, como se llamaba la operaria de 32 años, estaba casada y era madre de dos niños.

Cuando el material empezó a hacerse viral el mayor temor de la mujer era que lo viera su esposo, pese a que las imágenes habían sido grabadas mucho antes de su matrimonio, cuando ella sostuvo un amorío con un compañero de trabajo —hoy sospechoso de haber publicado el video—.

El departamento de Recusos Humanos de la empresa conoció la situación el pasado jueves en medio de una reunión sin tomar acciones diferentes a instar a la mujer a hacer la denuncia. Ella, en medio de un ataque de ansiedad, con una situación difícil tanto en el hogar como en su trabajo, decidió quitarse la vida el pasado sábado. La Policía investiga las responsabilidades de las partes en el caso.

Aunque esta situación tiene un doloroso desenlace, para Edith Ariztizábal, Ph.D en Psicología y docente de la Universidad del Norte, 'cuando la intimidad es invadida se activa en una persona un sentimiento de desprotección' .

En un análisis del caso la profesional afirma que la exposición en redes pudo ser 'un factor desencadenante grave' que se sumó a la falta de mecanismos de afrontamiento.

'En su percepción se vio en una encrucijada que no podía resolver', agregó.

Grabar o no grabar... he ahí el dilema. Para el sexólogo Fernándo Rosero, con las herramientas digitales y la importancia que estas han adquirido en la vida diaria, el ‘sexting’ —envío de mensajes sexuales, eróticos o pornográficos por teléfonos móviles—es cada vez más frecuente.

'Es necesario tener presentes ciertos contextos. Lo primero a tener en cuenta es que cuando nos grabamos y decidimos enviarle el video a un tercero de inmediato perdemos el control de esa información. Después, no sabemos lo que puede hacer la expareja cuando se acaba el vínculo afectivo. Uno de los principales errores es que al grabarse los protagonistas del video sean fácilmente identificables. Lo mejor es que no aparezcan rostros y si el objetivo es erotizarse lo recomendable es borrar el video de inmediato para evitar chantajes o extorsiones y a futuro evitar sentimientos de arrepentimiento o depresión', explicó.

Por su parte, el urólogo y sexólogo Emiliano Morillo opina que la decisión de grabar un video erótico debe ser totalmente consentida por los involucrados en la relación.

'Es indispensable que las personas entiendan que se trata de un pacto de pareja. Tiene que ver con los valores y la moral de ambos', manifestó.

Rosero, por su parte, recalca que a pesar de los cuidados que deben tener los que accedan a grabarse, el ‘sexting’ tiene beneficios para la pareja.

'Facilita el vínculo y mejora las relaciones sexuales entendiendo el sexo como algo lúdico', agregó.

Desde la ley. Para el abogado experto en derecho de tecnologías, Arean Velasco, las repercusiones jurídicas de estos actos pueden darse desde lo penal y la responsabilidad civil.

Explica que la Ley 1273 del año 2009 tipificó delitos penales que tienen relación con delitos informáticos, la protección de la información y los datos con penas privativas de la libertad de hasta 120 meses y multas de hasta 1.500 salarios mínimos legales vigentes.

'Esta reforma al Código Penal tiene el delito 269 F que se llama Violación de Datos Personales. Este establece que tanto quien lo compartió como los que los recibieron y viralizaron adicionalmente podrían concurrir en el delito 269 A (Acceso Abusivo a Sistema Informático). El ser pareja o expareja agrava la conducta y desde esa esfera pasamos a la Responsabilidad Civil que protege a la parte afectada. Otro escenario es proteger los Derechos Fundamentales vía tutela, como el derecho a la intimidad, imagen y al buen nombre que resultan ser los más afectados en estos casos.

Para Velasco existe una gran responsabilidad al manejar las redes sociales, pues el abuso intencional de datos personales de terceros puede tener múltiples repercusiones jurídicas.

'Este caso es solo un ejemplo. La gente no es consciente de los daños que generan al reproducir información privada', concluyó Velasco.