Seis años después de la Palma de Oro por La vida de Adèle, el director francotunecino Abdellatif Kechiche escandalizó en Cannes con una película filmada en gran parte en una discoteca y con imágenes pornográficas.
En Mektoub My Love: Intermezzo, en liza por el máximo galardón, el director filma a un grupo de jóvenes en una localidad costera del sur de Francia. Tras unas escenas en la playa, la cinta se centra en una discoteca, con una profusión de imágenes lascivas, incluyendo una escena de 'cunnilingus' de 13 minutos.
Al margen de una serie de diálogos banales, en las tres horas y media de película, el cineasta se focaliza en los cuerpos de las mujeres, sobre todo en sus glúteos, que se mueven sin parar al ritmo de la música. Hasta llegar a la escena explícita de sexo en los baños, unas imágenes 'pornográficas gratuitas', según The Hollywood Reporter.
'Traté de mostrar lo que me hace vibrar, los cuerpos, los vientres', se justificó el viernes Kechiche, de 58 años, en la rueda de prensa donde sus actores apenas hablaron. El proyecto de la película fue 'celebrar la vida, el amor, la música, el cuerpo y buscar una experiencia cinematográfica', prosiguió.
La víspera, en la proyección de gala del filme, varios espectadores abandonaron la sala, entre ellos la actriz que protagoniza la escena de sexo, Ophélie Bau. El viernes, en la sesión de fotos y en la rueda de prensa, tampoco estuvo presente, debido a un rodaje.
Al final de la proyección, Kechiche salió corriendo de la sala, aunque antes dijo al público: '¡Les pido disculpas por haberles retenido sin advertirles y ahora me voy!'.
'Se trata de mi educación, me disculpo por retener a la gente en una sala y de atraer la atención hacia mí', argumentó el director.
Mektoub My Love: Intermezzo es la segunda parte de Mektoub my Love: canto uno, un filme con imágenes muy sensuales sobre algunos de estos jóvenes en la playa, presentado en la Muestra de Venecia en 2017, donde recibió abucheos, pero también elogios por su estética.
En Cannes, la crítica no ha tardado en reaccionar.
El crítico del diario español El País, Carlos Boyero, se pregunta: 'Qué tipo de sustancias ha ingerido el director y cómo han afectado a su cerebro para perpetrar semejante e inacabable estupidez'.
Otros, en cambio, apreciaron el filme, como el crítico francés Philippe Rouyer, que consideró que se trata de un 'trance magistralmente filmado'.