En el mundo de los videojuegos no todo es risas y alegría. Algunos jugadores, amantes de los retos casi imposibles, disfrutan del sufrimiento, la frustración y hasta del enojo.
En los universos de dragones, robots, magos y samuráis también hay cabida para los masoquistas, aquellos a los que poco les importa perder una infinidad de veces con tal de superar un nivel.
Al igual que con las películas de terror o de romance, en la galaxia de los videojuegos existen diferentes géneros y grados de dificultad. Aun más allá de los títulos de rol, acción o simulación, se encuentra la base de muchos juegos que salen todos los años al mercado: el nivel de dificultad.
Desde jefes finales que derrotan a los jugadores de un solo golpe hasta los niveles permisivos y relajantes de algunos videojuegos, la audiencia de este mercado tiene la posibilidad de disfrutar de todo tipo de experiencias.
La experiencia frente a la pantalla, lo más importante para los desarrolladores, es única para cada uno de los usuarios, ¿pero qué pasa cuando los juegos tienen un solo nivel de dificultad?
Esta es la polémica que ha rodeado al mundo ‘gamer’ en los últimos días, luego del lanzamiento de Sekiro: Shadows Die Twice, un videojuego en el que los jugadores controlan a un samurái que debe derrotar a todo tipo de enemigos poderosos, son varios los usuarios que se han quejado porque el título resulta 'muy difícil', lo que les impide 'disfrutar la historia'.
En la historia de los videojuegos han sido miles los títulos que han puesto a sufrir a sus jugadores. Controles lanzados contra las paredes, suspiros de frustración y hasta abandonar los juegos han sido algunas de las reacciones naturales de los jugadores que se han enfrentado a un nivel demasiado difícil de superar.
Para algunos, por el contrario, esto resulta siendo un incentivo para seguir jugando. El hecho de que el videojuego pruebe su nivel de habilidad y los exija a ser cada vez mejores los motiva, pero para otros, por otro lado, la dificultad elevada puede resultar en una frustración desmesurada que los aleja del control.
Muy difícil
Los populares Dark Souls con sus tres entregas, los clásicos Ninja Gaiden, los siempre recordados niveles de Megaman y el exclusivo de PlayStation 4, Bloodborne, han brindado no solo dificultades elevadas, sino también alto contenido narrativo que engancha a sus jugadores, aun con la frustración de perder cientos de veces en un mismo nivel.
Como estos títulos, alabados por millones de jugadores, también se han popularizado los videojuegos del género ‘Rogue-Like’, en el que el jugador pierde todo su avance en el momento de perder, lo que muchos adoran, pero otros no pueden soportar.
'Los juegos difíciles me gustan, más que todo, porque personalmente disfruto el desafío que implica cada uno de ellos', dijo Jatzen Guzmán, jugador de PlayStation y PC. Uno de sus juegos favoritos, The Binding of Isaac, un ‘Rogue-Like’ al que le ha dedicado más de 150 horas, representa 'un reto a uno mismo que permite demostrar la agilidad y habilidad con los controles'.
Juegos como The Binding of Isaac, Enter The Gungeon, Dead Cells, entre otros, están fuertemente inspirados en las plataformas de Castlevania y Metroid, dos de las sagas más populares de la historia que también destacan por su alta dificultad.
Un reto
Estos videojuegos, popularizados en los últimos años gracias a otros títulos como Hollow Knight, hacen parte de la lista de más vendidos en las tiendas virtuales de PlayStation, Xbox One, Nintendo Switch y Steam, en PC.
El hecho de que la dificultad de un videojuego no se pueda modificar ha sido un debate abierto durante muchos años en esta industria, que cada vez reporta más usuarios en el mundo entero. Aunque, otros títulos como Halo, Assassin's Creed, entre otros, permiten al jugador modificar el nivel de exigencia de la partida, aunque algunos desarrolladores hayan expresado abiertamente que sus títulos están hechos 'para ser jugados en la dificultad más alta', pues 'así fueron concebidos', según manifiestan varios jugadores en internet.
'A mí me gustan los retos, obvio, pero el problema que tengo con este tipo de juegos, cuando son tan difíciles, es que llega un momento en que me cansa dedicarle tanto tiempo a un solo obstáculo o nivel. Ahí es donde viene la frustración', dijo Gabriel Muelle, que prefiere juegos de simulación como Los Sims, a los que ha dedicado más de 200 horas.
Videojuegos como Super Meat Boy o Celeste, por ejemplo, en donde un jugador puede perder más de 200 veces por nivel, y dedicarle más de una o dos horas, no son para todos los gustos, por lo que las desarrolladoras recomiendan empaparse bien del juego antes de aventurarse a comprarlo.
'Lo divertido es el reto, intentar superar los desafíos que te pueda presentar el juego', opinó Carlos Rosillo, jugador de videojuegos de acción, disparos y rol. 'Entre más complicado es el nivel la satisfacción es mayor. Cuando todo es sencillo pierde la gracia'.
Como él, millones de jugadores disfrutan de la dificultad, aunque otros prefieran solo disfrutar la historia. Algunos videojuegos, como The Last Of Us, en donde el jugador debe sobrevivir a un apocalipsis zombi mientras vive una de las narrativas más conmovedoras en la historia de la industria, los desarrolladores dan puntualmente la opción de escoger el nivel más fácil para enfocarse en la experiencia.
Debate eterno
Con tantos juegos en el horizonte, y tantos pendientes por jugar, el debate de la dificultad elevada siempre permanecerá vigente.
Frente a la pantalla, con el control en las manos, lo importante siempre ha sido disfrutar. Para los que les gusta sufrir y superarse, o por el contrario, para los que prefieren relajarse y gozar tranquilos sus partidas.
Como dicta el refrán 'para los gustos los colores', el mundo de los videojuegos tiene títulos para cada uno de sus usuarios. Jóvenes, viejos, niños y adultos hoy en día los consumen, y cada vez hay más pasión en sus controles.