Paula Bonet perdió a sus 'ratoncitos' cuando aún estaba embarazada. Fueron dos hijos, dos abortos espontáneos cuyo dolor no sabía cómo digerir, ¿había alguien más conversando sobre lo que se siente parir un hijo muerto? Bonet no encontraba compañía.
'Mi ratoncita estaba allí quieta, como una osa silenciosa en hibernación. Tuvieron que sacármela', se lee en su desgarrador libro Roedores | Cuerpo de embarazada sin embrión (Literatura Random House). En él, esta pintora española plasma su diario más íntimo. Uno en el que a través de ilustraciones y relatos, alumbra la cruda oscuridad del aborto espontáneo.
'Cuando sufrí estos abortos, no tenía las herramientas para gestionar el dolor porque no sabía que era algo tan común. Las pérdidas en los tres primeros meses son muy habituales pero las mujeres no nos lo explicamos. La literatura no lo cuenta, tampoco lo muestra el cine. Todo el discurso femenino, todo lo que afecta el cuerpo de la mujer, la experiencia de vivir como mujer se ha borrado', defiende Bonet.