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Frases incómodas y cuestionadoras resultaron 'pedregosas para los hombres'. Un discurso libertario 'tras siglos de sometimiento' y una revolución del deseo femenino sin tabús ni miedos fueron protagonistas en una conversación sobre un feminismo contado desde la mina del lápiz, no desde su lado opuesto, la goma borradora.

Luciana Peker sabe exigir, sabe levantar la voz, sabe reclamar sus derechos para reivindicar los de muchas otras. Milita desde las calles y desde las letras. Su fin es el mismo: la autonomía y el dominio de la mujer por su propio cuerpo.

En la XIII edición del Carnaval Internacional de las Artes, la escritora argentina conversó ayer con Juan Manuel Roca en La Cueva sobre su obra Putita Golosa, que tiene como eje central el deseo no visto únicamente desde la genitalidad, el sexo y los orgasmos, sino también desde la apetencia por hacer algo y la libertad e independencia para llevarlo a cabo.

'A la sociedad le cuesta tolerar el deseo de la mujer no solo en el plano sexual sino en todas las esferas. Por ejemplo, conozco casos en los que una mujer va a estudiar ingeniería y le preguntan —¿por qué estudias ingeniería si eres bonita?—. El deseo es también que ella estudie, si quiere, ingeniería'.

En cuanto al goce sexual, Peker sostiene que las mujeres deben pagar un precio muy alto por el deseo.

El goce sexual es un derecho. El sexo es la anestesia de los pueblos. A través del sexo el cuerpo deja de ser una máquina, es el momento en el que la vida tiene un recreo, pero cuando tienes sexo no piensas que vas a morir. Tenemos derecho a no morir. Por eso luchamos por el aborto legal seguro y gratuito en Argentina. Escribo desde lo que duele y me duele el puritanismo'.

Pese a sus férreas convicciones de género Peker se declara defensora del 'amor compañero'. Asegura que su feminismo no busca segregar a los hombres, simplemente deconstruir el tipo de amor machista que maltrata y vulnera.

'No es cierto que la autonomía sea completa . No se trata de hacerlo todo sola, las cosas pueden ser compartidas. Que me digan Corín Tellado, estamos aquí para defender el amor'.

Putita Golosa, el nombre de su obra, nace inspirado en un partido de fútbol entre Rosario Central y Newells. La forma de ofenderse entre los equipos fue esa designación dando a entender que al rival le esperaba una cruda goleada. 'Curiosamente cuando alguna mujer va en el metro leyendo la portada de mi libro es señalada, pero eso no ocurre cuando en medio de un partido de fútbol los equipos se gritan putita golosa', dijo Peker, que entre bromas y risas acopló la metáfora del fútbol al pensamiento machista, en el que el penetrador sale victorioso y el penetrado es derrotado.