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Sentimientos encontrados se podían leer a través de la mirada y el actuar nervioso de Carlos Arcieri, que emocionado recibió la máxima exaltación que Barranquilla le puede otorgar a uno de sus hijos. Desde ayer uno de los mejores luthiers del mundo hace parte de la selecta lista de personalidades que portan la Medalla ‘Ciudad de Barranquilla’, en categoría plata, grado caballero.

A las 11:00 de la mañana inició la ceremonia en la que el secretario de Cultura, Juan José Jaramillo, agradeció a Arcieri por llevar el nombre de Barranquilla alrededor del mundo. 

'Me tocó hoy a mí portar esta distinción para tí. Como barranquillero me llena mucho de orgullo, en nombre de todos los habitantes de la capital del Atlántico, entregar este reconocimiento. Gracias Carlos por dejar nuestro nombre en alto', pronunció Jaramillo. 

‘Carlos Arcieri, yo soy cultura’ fue denominado el evento al que asistieron familiares y amigos del barraquillero por el que han pasado joyas de la creación musical fabricadas por grandes artistas como Stradivari, Amati, Guarneri, Guadagnini, Vuillaume, entre otros. Además, de las prestigiosas personalidades e instituciones para las que ha trabajado, entre ellas, la Corona española. 

Una experiencia real. Con orgullo y en medio de risas Arcieri cuenta cómo llegó a ser el cirujano de los instrumentos del Palacio Real de Madrid, en España. 'Fueron llamados varios de los luthiers de mayor reconocimiento a nivel mundial, todos dijeron que no podían trabajar fuera de su taller, pero yo me arriesgué, decidí irme a una habitación del palacio y reparar el violonchelo que se había fracturado', relató el barranquillero. 

El instrumento valorado en 25 millones de dólares hace parte de la colección Stradivarius Palatinos fabricadas por Antonio Stradivari alrededor del año 1700 como un obsequio para Carlos II, pero se lo ofreció posteriormente en 1702 a Felipe V.

'Se nota que eres Barranquillero', irrumpió el relato Juancho Jaramillo sonriente. 'Mientras todos dijeron que no podían salirse de su zona de confort, a Carlos se le salen las calles de Barranquilla, ese andar, esas ganas de irrumpir en el mundo, ese ser del barranquillero y decir: yo sí puedo'. 

Seis años de estudio en la Facultad de Bellas Artes fueron la base de Arcieri para posicionarse a nivel mundial en el oficio al que llegó accidentalmente. 'Fue su destino, se mudó a Estados Unidos buscando un futuro como pintor, pero la vida le cerró las puertas y le mostró que él nació para ser Luthier', contó Rossana Silvestri, su esposa. 

'Recibo este reconocimiento con orgullo y humildad porque cuando estoy fuera de mi país, donde esté y en cualquier congreso siempre digo en alto que soy colombiano, que soy de Barranquilla', fueron las palabras del mejor luthier del mundo para agradecer a su tierra el reconocimiento que le hizo. 

Arcieri, que lleva más de cinco décadas radicado en el exterior, se va con la certeza de saber que algún día volverá a la tierra que lo vio nacer. Afirma que quiere hacerlo de la mano de Rossana, la mujer que le robó el corazón, para pasar sus últimos años de vida junto con su familia y amigos que nunca olvida y lo inspiran en su arte.