Getsemaní, el arrabal donde se gestó hace 207 años la independencia de Cartagena, es hoy uno de los mejores lugares para visitar en el mundo, según la prestigiosa Revista Forbes.
La mirada auténtica que ofrece a sus visitantes de 'cómo es realmente la vida de la ciudad para los lugareños', se ubica al lado del encanto de otros vecindarios como Sants, en Barcelona; Navy Yard, en Washington DC; Amsterdam Noord, en la capital holandesa; y Keramikis, en Atenas.
No es la primera vez que el popular barrio cartagenero atrae la mirada de la revista especializada en el mundo de los negocios, las finanzas y el turismo. En el 2014, la periodista Kate Donelly reseñó a Getsemaní como 'el nuevo barrio más cool de Cartagena' y lo describió como 'auténticamente encantador' y en 'la cúspide de la explosión comercial'.
En su listado 2018 de los 12 vecindarios más 'cool' del mundo, Forbes volvió a reconocer al barrio del poeta Jorge Artel y el lancero Pedro Romero. Esta vez lo ubicó en el cuarto puesto.
'Anclado en la Plaza de la Trinidad, una plaza pública animada, Getsemaní aún no está completamente aburguesado, y está habitado por familias que han vivido en la misma casa durante múltiples generaciones', precisa la reseña de la revista.
En el corazón de Getsemaní, tal como en el 2014, las opiniones sobre la transformación de barrio residencial a centro turístico, que llama la atención del mundo, están divididas.
Quienes conocieron el Getsemaní inseguro de hace más de 20 años, ven con buenos ojos este renovado barrio que conquista elogios en revistas como Forbes, The Daily Travel, Huff Post Travel, New York Times, entre otros. Pero quienes recuerdan las hazañas de los lanceros que liderados por Pedro Romero gestaron la independencia de La Heroica, se rehúsan a que el llamado único rincón de la cultura cartagenera en el Centro Histórico, se convierta en 'una vitrina más del turismo y el consumo extranjero'.
Y aunque la tensión parece irreconciliable, algo logra ponerlos de acuerdo: 'El turismo mueve a Getsemaní'. Un turismo que se combina con el vecino que escucha música en la terraza de su casa, con el niño que juega fútbol en la Plaza de La Trinidad y con la señora que vende fritos en la esquina de la calle.