¡Abajo cadenas! (bis)
gritaba el Señor (bis)
y el pobre en su choza
Libertad pidió:
A este santo nombre
tembló de pavor
el vil egoísmo
que otra vez triunfó.
A todo pulmón, y en medio de lágrimas, el cantautor Ricardo Montaner entonó los versos del himno de Venezuela junto a decenas de sus compatriotas, que desde hace meses viven en cambuches alrededor de la Terminal de Transportes, en Soledad.
La visita a sus connacionales se dio de manera espontánea y por su iniciativa, horas previas al gran concierto organizado por EL HERALDO en el Club Campestre, y en el que complació al público al cantar todos sus éxitos.
Al llegar a la ciudad, el pasado viernes en la noche, el artista venezolano, de 60 años, se interesó en conocer las condiciones en la que se encuentran aproximadamente 500 personas, que han encontrado en la terminal de buses un ‘hogar’ en el que conviven a la intemperie, huyendo de la crisis económica que se vive en el vecino país
Sin dudarlo dos veces, Montaner, junto a su esposa, Marlene Rodríguez, decidió comprar mercados y programar la visita hasta Soledad. Lugar en el que encontraría un cúmulo de emociones e historias que tocarían sus fibras.
Su llegada a la Terminal de Transportes se dio en medio de un ambiente tenso y expectante por los cientos de venezolanos que allí habitan. Incluso, al notar la presencia policiva, muchos de ellos alcanzaron a pensar que se trataba de un desalojo.
La primera en tener contacto directo con las personas fue Marlene, esposa del artista. Ella escuchaba una a una las historias de sus compatriotas, quienes pedían una oportunidad laboral para levantar a su familia.
Mar de emociones
Pasadas la 1:00 p.m. Montaner apareció y de inmediato un mar de emociones y de personas lo rodearon. La esperanza, más allá de conocer al artista, era el sentimiento de patria que él les transmitía, al manifestarles a uno por uno que las cosas iban a mejorar en el país de sus amores.
'No pierdan las esperanzas, las cosas van a estar bien', repetía el cantante mientras a paso lento saludaba uno a uno a cada venezolano que le estiraba las manos para recibir su abrazo.
A medida que avanzaba en su recorrido, en el que iba recibiendo todo tipo de regalos como medias, manillas y hasta un vaso de café del que degustó solo un sorbo, Montaner se detuvo y entonó el himno de su país. Fue el momento en el que el llanto colectivo y los sentimientos se apoderaron de toda la acera, que se quedó pequeña ante la multitud.
Su esposa, que con celular en mano registraba cada detalle del recorrido, tampoco contuvo el llanto.
Uno de los venezolanos que tuvo un detalle con Montaner fue Ramón Chacón, que llegó hace cinco meses desde Maracaibo en busca de mejores condiciones de vida para él y sus dos hijos.
Su regalo fueron tres pares de medias, que el normalmente vende en las calles de Barranquilla por $5 mil pesos, dinero que utiliza para la alimentación de su familia. 'Su mensaje nos llenó de esperanza. Todos los que vivimos acá lo hacemos por necesidad, le agradecemos a los colombianos por recibirnos mientras las cosas en Venezuela mejoran', manifestó el hombre que no pudo contener las lágrimas al recibir el abrazo de Montaner.
La gloria de Dios
Otro de los momentos que marcó la visita del cantante venezolano a sus compatriotas, fue cuando llegó hasta el cambuche de Yeris Torres, que llegó hace seis meses a Barranquilla y quien se encuentra postrada en una silla de ruedas producto de un accidente.
Al ver a Yeris, Montaner no dudó en agacharse y abrazarla un par de minutos mientras realizó una oración por ella y por cada uno de los venezolanos que se encontraban en el lugar.
Al unísono, Yeris, sus hijos y Montaner empezaron a entonar las estrofas de la canción La gloria de Dios, compuesta por el venezolano y Pablo Manavello, en 2012.
'En medio de tanta cosa mala, fue bonito recibir a nuestro cantante. Yo lo vi por primera vez hace muchísimos años en Venezuela y él representa una esperanza para nosotros, los que estamos lejos de casa añorando regresar', narró Yeris, mientras apretaba fuertemente con sus manos una bandera venezolana que posaba sobre sus piernas.
Una hora después de la visita a los venezolanos de la terminal, Montaner, su esposa y todo su equipo de trabajo abordaron nuevamente los vehículos y abandonaron el lugar en medio de una evidente conmoción.
Minutos después, los alimentos donados por Montaner y su esposa empezaron a ser repartidos entre sus compatriotas, que en medio de sus pesares, tocaron la cima del cielo, así sea por unos minutos, gracias al artista.
Ricardo Montaner lidera una campaña en Twitter con el #TodosConVenezuela.