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Cuando cursaba quinto grado de bachillerato, el barranquillero Carlos Londoño, o ‘Pelícano’, como se le identifica en el gremio de los fotógrafos de la ciudad, conoció el arte de capturar un momento. Su principal influencia en esa época —según cuenta— fue un hermano que empezó a estudiar fotografía. 

'Teniendo una cámara de rollo empezamos a revelar imágenes en el cuarto y a viajar para registrar las montañas y fincas', dijo.

El interés por la fotografía étnica, su pasión, nació desde los 10 o 13 años, según recuerda, cuando recorría con su padre la Sierra Nevada de Santa Marta para repartir medicamentos a las comunidades indígenas. 

'Me integré en la fotografía etnográfica hace 12 años, y con el transcurso del tiempo me fui preocupando más por los pueblos indígenas', contó.

'Mi padre, Augusto Londoño, trabajaba en un laboratorio farmacéutico y me llevaba a estas zonas seguramente porque era el hijo mayor (…) el interés surgió de esas vivencias en donde también me di cuenta de que mi papá ayudaba a esas comunidades'.

En 2010 este fotógrafo se aventuró a territorio indígena en la Sierra Nevada para buscar a Francisco Luis González, uno de los fundadores de Palmor de la Sierra y amigo de su padre, con el que rememoró historias. 

En esa visita y durante su carrera trabajando con pueblos ancestrales, Londoño se llevó 'una sorpresa'. 'La gente creía que ellos eran ignorantes, que no conocían nada de la ciudad, pero ellos son sabios y conocen el comportamiento de la naturaleza. Después encontré que muchos estudiaban en universidades'.

Con el paso de los años y de travesías por trochas que parecieran inhóspitas, Carlos Londoño visitó en la Sierra Nevada y La Guajira, comunidades kogui, wiwa, wayuu y arhuacas (en Nabusímake) a las que ha ayudado a crear escuelas, entre otros voluntariados. Allí, entre ellos, ha logrado imágenes que hoy comparte con el que quiera observarlas.

'No solamente se educa en letras sino en trabajos manuales, enseñamos los juegos que aprendimos nosotros, el folclor y demás para ampliarles la visión a los niños sin que salgan de sus costumbres o pierdan su autenticidad', manifestó.